El paso de la Ruta Jacobea ha condicionado la historia, el trazado urbano -con sus casi dos kilómetros está considerado como uno de los más largos de toda la Ruta- y el rico patrimonio que conserva Castrojeriz. Dejando atrás el barrio de Santa María del Manzano los peregrinos entran en el antiguo recinto amurallado de Castrojeriz y comienzan el recorrido de la larga calle Real. A esta importante rúa de romeros se abren dos notables iglesias: la de Santo Domingo, con su valiosa colección de tapices flamencos, y la de San Juan, con su bello claustro del siglo XIV.
Después de superar la cuesta y el páramo de Mostelares los peregrinos alcanzan Itero del Castillo. Último pueblo de la provincia de Burgos, fue un importante mojón del reino de Castilla. A la salida del mismo hay que cruzar el río Pisuerga por uno de los puentes más largos de todo el recorrido jacobeo. El puente Fitero fue mandado construir por Alfonso VI y en sus inmediaciones se localizan la ermita y el hospital gótico de San Nicolás.