domingo, 29 de abril de 2012

El Buen Pastor da la vida por sus ovejas


PRIMERA LECTURA Hch 4,8-12.

Ningún otro puede salvar.

Lectura de los Hechos de los Apóstoles.

En aquellos días, Pedro, lleno del Espíritu Santo, dijo: -Jefes del pueblo y senadores, escuchadme: porque le hemos hecho un favor a un enfermo, nos interrogáis hoy para averiguar qué poder ha curado a ese hombre. Pues quede bien claro, a vosotros y a todo Israel, que ha sido el nombre de Jesucristo Nazareno, a quien vosotros crucificasteis y a quien Dios resucitó de entre los muertos; por su nombre, se presenta éste sano ante vosotros. Jesús es la piedra que desechasteis vosotros, los arquitectos, y que se ha convertido en piedra angular; ningún otro puede salvar y, bajo el cielo, no se nos ha dado otro nombre que pueda salvarnos.

Palabra de Dios.

Salmo responsorial Sal 117,1.8-9.71-73.76.78cd y 79.

R./ La piedra que desecharon los arquitectos, es ahora la piedra angular.

Dad gracias al Señor porque es bueno,

porque es eterna su misericordia.

Mejor es refugiarse en el Señor

que fiarse de los hombres;

mejor es refugiarse en el Señor

que fiarse de los jefes.

R./

Te doy gracias, porque me escuchaste

y fuiste mi salvación.

La piedra que desecharon los arquitectos,

es ahora la piedra angular.

Es el Señor quien lo ha hecho,

ha sido un milagro patente.

R./

Bendito el que viene en nombre del Señor,

os bendecimos desde la casa del Señor.

Tú eres mi Dios, te doy gracias.

Dios mío, yo te ensalzo.

Dad gracias al Señor porque es bueno,

porque es eterna su misericordia.

R./

SEGUNDA LECTURA 1 Jn 3,1-2

Veremos a Dios tal cual es.

Lectura de la primera carta del apóstol San Juan.

Queridos hermanos: Mirad qué amor nos ha tenido el Padre para llamarnos hijos de Dios, pues ¡lo somos! El mundo no nos conoce porque no le conoció a él.

Queridos: Ahora somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado lo que seremos. Sabemos que, cuando se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal cual es.

Palabra de Dios.

ALELUYA Jn 10,14.

Aleluya, aleluya. Yo soy el buen Pastor, dice el Señor, conozco a mis ovejas y las mías me conocen. Aleluya.

El señor es nuestro pastor
EVANGELIO Jn 10,11,18.

El buen Pastor da la vida por sus ovejas.

Lectura del santo Evangelio según San Juan.

En aquel tiempo dijo Jesús a los fariseos: -Yo soy el buen Pastor. El buen pastor da la vida por las ovejas; el asalariado, que no es pastor ni dueño de las ovejas, ve venir al lobo, abandona las ovejas y huye; y el lobo hace estrago y las dispersa; y es que a un asalariado no le importan las ovejas. Yo soy el buen Pastos, que conozco a las mías y las mías me conocen, igual que el Padre me conoce y yo conozco al Padre; yo doy mi vida por las ovejas.

Tengo además otras ovejas que no son de este redil; también a ésas las tengo que traer, y escucharán mi voz y habrá un solo rebaño, un solo Pastor. Por eso me ama el Padre: porque yo entrego mi vida para poder recuperarla. Nadie me la quita, sino que yo la entrego libre mente. Tengo poder para entregarla y tengo poder para recuperarla. Este mandato he recibido del Padre.

Palabra del Señor.





 


















Evangelio según San Juan 10,11-18.

Yo soy el buen Pastor. El buen Pastor da su vida por las ovejas.
El asalariado, en cambio, que no es el pastor y al que no pertenecen las ovejas, cuando ve venir al lobo las abandona y huye, y el lobo las arrebata y las dispersa.
Como es asalariado, no se preocupa por las ovejas.
Yo soy el buen Pastor: conozco a mis ovejas, y mis ovejas me conocen a mí
-como el Padre me conoce a mí y yo conozco al Padre- y doy mi vida por las ovejas.
Tengo, además, otras ovejas que no son de este corral y a las que debo también conducir: ellas oirán mi voz, y así habrá un solo Rebaño y un solo Pastor.
El Padre me ama porque yo doy mi vida para recobrarla.
Nadie me la quita, sino que la doy por mí mismo. Tengo el poder de darla y de recobrarla: este es el mandato que recibí de mi Padre".













4° DOMINGO DE PASCUA Pbro. Lic. José Luis Aguilera Cruz aguileracruz@yahoo.com.mx

"Porqué conozco a mis ovejas"

JESÚS EL BUEN PASTOR.

Estamos en el domingo del buen pastor, el cuarto domingo de pascua, y el tema a tratar en este domingo es fácil de descubrir, es el buen pastor, estamos leyendo el capítulo 10 del evangelio de san Juan, y estamos en los versos 11-18 que son propiamente los versos que hablan de Jesús como el buen pastor, los versos anteriores nos son propiamente de este tema, Jesús habla de que él es la puerta y el pastor es el que entra por la puerta, pero los versos que nos tocan meditar ahora son realmente hermosos ya que Jesús se identifica con un personaje que es pastor pero es buen pastor y en los versos que siguen va a dar varios elementos que le identifican como el buen pastor.

EL PASTOR Y EL LOBO.

 Los versos del 11 al 13 hablan de tres personajes el lobo, el asalariado y el buen pastor; ante el lobo, el asalariado, el que está por el sueldo, no por las ovejas huye, abandona las ovejas y el lobo aprovecha para acabar con ellas, pero el que es el dueño de las ovejas, o su pastor, al que le interesa las ovejas y no el sueldo, ese es capaz de enfrentarse al lobo para defender a las ovejas, y si este pastor sale herido en la lucha con el lobo lo ve como parte de su función o mejor de su vocación por eso el verdadero buen pastor es capaz de dar la vida por las ovejas. Tenemos que preguntarnos si lo que hacemos, lo hacemos únicamente por el dinero que obtenemos o ¿nuestra motivación va más allá? Como el buen pastor.

 EL PASTOR QUE CONOCE A SUS OVEJAS.

Los versos 14-16 hablan del conocimiento que tiene el pastor de sus ovejas, las conoce a cada una sabe todo de cada una de tanto verlas y cuidarlas, sabe el carácter de cada una y las ovejas también lo conocen, conocen su voz y lo siguen, como las ovejas y el pastor así Jesús conoce a los suyos, conocía a los suyos a sus seguidores en aquel tiempo como en este tiempo también, Jesús te conoce, conoce tu nombre, tus cualidades, tus problemas y espera que le conozcas su voz, sus principios, sus valores para que él sea tu buen pastor y tú parte de los suyos. Y además Jesús quisiera que todos sus seguidores formen parte de ese grupo, de su rebaño.

 PASTOR QUE DA LA VIDA.

 El tema de dar la vida por sus ovejas está presente en todo el texto, se repite en tres ocasiones vv. 11, 15, 17; pero en esta última parte de la lectura de este domingo del buen pastor el tema completo es que el pastor da la vida por sus ovejas, definitivamente va más allá del amor de pastor a ovejas, por eso Jesús no solamente es pastor sino el buen pastor, y es que Jesús da la vida por nosotros que valemos más que todas las ovejas del mundo, Jesús también dice en estos versos que su vida la da él mismo, nadie se la quita, él entrega voluntariamente, y lo más interesante es que así como da la vida, también la puede volver a tomar. Jesús muere por nosotros voluntariamente y también voluntariamente resucita.












Yo soy el buen Pastor. El buen Pastor da su vida por las ovejas.
El asalariado, en cambio, que no es el pastor y al que no pertenecen las ovejas, cuando ve venir al lobo las abandona y huye, y el lobo las arrebata y las dispersa.
Como es asalariado, no se preocupa por las ovejas.
Yo soy el buen Pastor: conozco a mis ovejas, y mis ovejas me conocen a mí

-como el Padre me conoce a mí y yo conozco al Padre- y doy mi vida por las ovejas.
Tengo, además, otras ovejas que no son de este corral y a las que debo también conducir: ellas oirán mi voz, y así habrá un solo Rebaño y un solo Pastor.
El Padre me ama porque yo doy mi vida para recobrarla.
Nadie me la quita, sino que la doy por mí mismo. Tengo el poder de darla y de recobrarla: este es el mandato que recibí de mi Padre".

domingo, 22 de abril de 2012

Así estaba escrito: el Mesías padecerá y resucitará de entre los muertos al tercer día

PRIMERA LECTURA

 Hch 3,13-15.17-19.

 Matasteis al autor de la vida, pero Dios lo resucitó de entre los muertos.

Lectura de los Hechos de los Apóstoles. 

En aquellos días, Pedro tomó la palabra y dijo: -Israelitas, ¿de qué os admiráis?, ¿por qué nos miráis como si hubiésemos hecho andar a éste por nuestro propio poder o virtud? El Dios de Abrahán, de Isaac y de Jacob, el Dios de nuestros padres, ha glorificado a su siervo Jesús, al que vosotros entregasteis ante Pilato, cuando había decidido soltarlo. Rechazasteis al santo, al justo, y pedisteis el indulto de un asesino; matasteis al autor de la vida, pero Dios lo resucitó de entre los muertos y nosotros somos testigos. Sin embargo, hermanos, sé que lo hicisteis por ignorancia y vuestras autoridades lo mismo; pero Dios cumplió de esta manera lo que había dicho por los profetas: que su Mesías tenía que padecer.

Por tanto, arrepentíos y convertíos, para que se borren vuestros pecados.

Palabra de Dios.

Salmo responsorial Sal 4,2.4.7.9.

R./ Haz brillar sobre nosotros el resplandor de tu rostro.
Escúchame cuando te invoco, Dios, defensor mío,
tu que en el aprieto me diste anchura,
ten piedad de mí y escucha mi oración.
R./
Sabedlo: El Señor hizo milagros en mi favor,
y el Señor me escuchará cuando lo invoque
R./
Hay muchos que dicen: «¿Quién nos hará ver la dicha,
si la luz de tu rostro ha huido de nosotros?
R./
En paz me acuesto y en seguida me duermo,
porque tú sólo, Señor, me haces vivir tranquilo.
R./

SEGUNDA LECTURA 1 Jn 2,1-5a.

El es víctima de propiciación por nuestro pecados y por los del mundo entero.

Lectura de la primera carta del apóstol San Juan.

Hijos míos: Os escribo esto para que no pequéis. Pero si alguno peca, tenemos a uno que abogue ante el Padre: a Jesucristo, el Justo. El es víctima de propiciación por nuestros pecados, no sólo por los nuestros, sino también por los del mundo entero.

En esto sabemos que le conocemos: en que guarda mas sus mandamientos. Quien dice: «Yo le conozco», y no guarda sus mandamientos, es un mentiroso y la verdad no está en él.

Palabra de Dios.

ALELUYA Lc 24,32.

Aleluya, aleluya. Señor Jesús: explícanos las Escrituras. Enciende nuestro corazón mientras nos hablas. Aleluya.

Les abrió el entendimiento
EVANGELIO Lc 74,35-48.

Así estaba escrito: el Mesías padecerá y resucitará de entre los muertos al tercer día.

Lectura del santo Evangelio según San Lucas.

En aquel tiempo contaban los discípulos lo que les había acontecido en el camino y cómo reconocieron a Jesús en el partir el pan. Mientras hablaban, se presento Jesús en medio de sus discípulos y les dijo: -Paz a vosotros.

Llenos de miedo por la sorpresa, creían ver un fantasma. El les dijo: -¿Por qué os alarmáis?, ¿por qué surgen dudas en vuestro interior? Mirad mis manos y mis pies: soy yo en persona. Palpadme y daos cuenta de que un fantasma no tiene carne y huesos, como veis que yo tengo.

Dicho esto, les mostró las manos y los pies. Y como no acababan de creer por la alegría, y seguían atónitos, les dijo: -¿Tenéis ahí algo que comer?

Ellos le ofrecieron un trozo de pez asado. EL lo tomó y comió delante de ellos. Y les dijo: -Esto es lo que os decía mientras estaba con vosotros: que todo lo escrito en la ley de Moisés y en los profetas y salmos acerca de mí, tenía que cumplirse.

Entonces les abrió el entendimiento para comprender las Escrituras. Y añadió: -Así estaba escrito: el Mesías padecerá, resucitará de entre los muertos al tercer día, y en su nombre se predicará la conversión y el perdón de los pecados a todos los pueblos, comenzando por Jerusalén.

Palabra del Señor.


 








Evangelio según San Lucas 24,35-48.
Ellos, por su parte, contaron lo que les había pasado en el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan.
Todavía estaban hablando de esto, cuando Jesús se apareció en medio de ellos y les dijo: "La paz esté con ustedes".
Atónitos y llenos de temor, creían ver un espíritu,
pero Jesús les preguntó: "¿Por qué están turbados y se les presentan esas dudas?
Miren mis manos y mis pies, soy yo mismo. Tóquenme y vean. Un espíritu no tiene carne ni huesos, como ven que yo tengo".
Y diciendo esto, les mostró sus manos y sus pies.
Era tal la alegría y la admiración de los discípulos, que se resistían a creer. Pero Jesús les preguntó: "¿Tienen aquí algo para comer?".
Ellos le presentaron un trozo de pescado asado;
él lo tomó y lo comió delante de todos.
Después les dijo: "Cuando todavía estaba con ustedes, yo les decía: Es necesario que se cumpla todo lo que está escrito de mí en la Ley de Moisés, en los Profetas y en los Salmos".
Entonces les abrió la inteligencia para que pudieran comprender las Escrituras,
y añadió: "Así estaba escrito: el Mesías debía sufrir y resucitar de entre los muertos al tercer día,
y comenzando por Jerusalén, en su Nombre debía predicarse a todas las naciones la conversión para el perdón de los pecados.
Ustedes son testigos de todo esto.


















3° DOMINGO DE PASCUA Pbro. Lic. José Luis Aguilera Cruz aguileracruz@yahoo.com.mx 

"Ustedes son testigos de esto" 

SUCESOS DE EMAÚS. 

Nos toca reflexionar en el evangelio de san Lucas 24, 35-48, y nuestro pasaje comienza haciendo referencia a los versos anteriores de éste evangelio, el pasaje de los discípulos de Emaús (Lc 24, 13-35), en este año no nos toca reflexionar sobre este pasaje tan bonito, pero como les decía nuestro pasaje inicia haciendo referencia a estos sucesos en Emaús, cuando los discípulos que estuvieron presentes ahí regresan emocionados a contar todo lo que les pasó, pero los apóstoles estaban desconcertados y llenos de temor, no entendían lo que estaba pasando, por lo que no en sus corazones hay dudas, esto va a denunciarlo Jesús.

 "LA PAZ ESTÉ CON USTEDES". 

Como el evangelio de san Juan la semana pasada Jesús llegó con el mensaje de paz, en esta ocasión en el evangelio de san Lucas, volvemos a escuchar a Jesús que viene a dar un mensaje de Paz, el saludo es lo que quiere identificar al resucitado, y a nosotros que creemos en el resucitado, todo seguidor de Jesús que crea en él vivo y resucitado tiene que ser una persona que ame la paz y que la transmita. Al papa en su visita se le identificó como mensajero de paz, se decía que pudo unir entre los que asistieron a la misa el domingo 25, a todos los candidatos a la presidencia y a un ex presidente y al presidente actual todos con el pueblo "bajo el mismo techo", así cada uno de nosotros debemos vivir la paz. 

 DEL TEMOR A LA PAZ. 

No solamente quien cree en Jesús debe vivir la paz y debe transmitir la paz, sino que en el interior de la persona debe reinar la paz de modo que pueda vencer todo temor, así les dijo Jesús a sus apóstoles, cuando estaban desconcertados, llenos de temor y de dudas; Jesús se presentó en medio de sus discípulos para disipar toda duda, para que le vieran e incluso le tocaran, les decía "Vean mis manos y mis pies. Tóquenme y convénzanse" v. 39, Jesús tiene que someterse a pruebas humanas como el de ver y tocar para que los suyos crean, pero siempre quedará como regla general que son más dichosos los que sin ver creen, para que no estemos esperando que se nos aparezca Jesús y nos convenza a base de los sentidos. 

 LA PRUEBA DEL AT. 

Después que les da las pruebas de ver y sentir, les explica que todo esto ya estaba en la Palabra de Dios, "que estaba escrito en la ley de Moisés, en los profetas y en los salmos" v. 44, y el evangelista san Lucas hace el comentario que "les abrió el entendimiento para que comprendieran las Escrituras" v. 45, tenían que comprender dos cosas: que el Mesías tenía que resucitar y que se tenía que predicar esta nueva vida a todas las naciones (ver vv. 46-47, pero lo interesante en todo esto es que ellos tenían que ser los testigos, es decir que si en el AT. Se hablaba de Jesús, a partir de este momento, ellos entraban dentro del paquete de los que hablaba las Escrituras; hoy nos toca a nosotros ser los nuevos testigos del resucitado, para anunciar la necesidad de volverse a Dios.










Reflexión de Juan Segura, en el tercer domingo de Pascua, 22 de abril de 2012, para elcantarodesicar.com





domingo, 15 de abril de 2012

A los ocho días llegó Jesús

PRIMERA LECTURA Hch 4,32 35. 

Todos pensaban y sentían lo mismo. 

Lectura de los Hechos de los Apóstoles. 

En el grupo de los creyentes todos pensaban y sentían lo mismo: lo poseían todo en común y nadie llamaba suyo propio nada de lo que tenía. Los apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor con mucho valor.

Todos eran muy bien vistos. Ninguno pasaba necesidad, pues los que poseían tierras o casas las vendían, traían el dinero y lo ponían a disposición de los apóstoles; luego se distribuía según lo que necesitaba cada uno. 

Palabra de Dios.

 Salmo responsorial Sal 117,2-4.16ab-18.22-24. 

R./ 
Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia 
Diga la casa de Israel: eterna es su misericordia. 
Diga la casa de Aarón: 
eterna es su misericordia. 
Digan los fieles del Señor: eterna es su misericordia. 
R./ 
La diestra del Señor es poderosa, 
la diestra del Señor es excelsa.
No he de morir, viviré 
para contar las hazañas del Señor. 
Me castigó, me castigó el Señor, 
pero no me entregó a la muerte. 
R./ 
La piedra que desecharon los arquitectos, 
es ahora la piedra angular.
 Es el Señor quien lo ha hecho, 
ha sido un milagro patente. 
 Este es el día en que actuó el Señor: 
sea nuestra alegría y nuestro gozo. 
R./ 

SEGUNDA LECTURA 1 Jn 5,1-6. 

Por la resurrección de Jesucristo de entre los muertos nos ha hecho nacer de nuevo para una esperanza viva. 

Lectura de la primera carta del apóstol San Juan. 

Queridos hermanos: Todo el que cree que Jesús es el Cristo ha nacido de Dios; y todo el que ama a Aquel que da el ser, ama también al que ha nacido de él. En esto conocemos que amamos a los hijos de Dios: si amamos a Dios y cumplimos sus mandamientos.

 Todo el que ha nacido de Dios vence al mundo. Y ésta es la victoria que vence al mundo: nuestra fe; porque ¿quién es el que vence al mundo sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios 7 Este es el que vino con agua y con sangre: Jesucristo. No sólo con agua, sino con agua y con sangre: y el Espíritu es quien da testimonio, porque el Espíritu es la verdad. 

Palabra de Dios. 

ALELUYA Jn 20,29. Aleluya, aleluya. Porque me has visto, Tomás has creído, dice el Señor. Paz a vosotros. Dichosos los que creen sin haber visto. 

Señor mío y Dios mío, Tú abres las puertas de mi alma
EVANGELIO Jn 20,19-31. 

A los ocho días llegó Jesús. 

Lectura del santo Evangelio según San Juan. 

Al anochecer de aquel día, el día primero de la semana, estaban los discípulos en una casa con las puertas cerradas, por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo: -Paz a vosotros.

Y diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió: -Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo. 

Y dicho esto, exhaló su aliento sobre ellos y les dijo: -Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados les quedan perdonados; a quienes se los retengáis les quedan retenidas. 

Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Y los otros discípulos le decían: -Hemos visto al Señor. 

Pero él les contestó: -Si no veo en sus manos la señal de los clavos, si no meto el dedo en el agujero de los clavos y no meto la mano en su costado, no lo creo. 

A los ocho días, estaban otra vez dentro los discípulos y Tomás con ellos. Llegó Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio y dijo: -Paz a vosotros. 

Luego dijo a Tomás: Trae tu dedo, aquí tienes mis manos; trae tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente. 

Contestó Tomás: -¡Señor mío y Dios mío! 

Jesús le dijo: -¿Porque me has visto has creído? Dichosos los que crean sin haber visto. 

Muchos otros signos, que no están escritos en este libro, hizo Jesús a la vista de los discípulos. Estos se han escrito para que creáis que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengáis vida en su Nombre. 

Palabra del Señor.




















Evangelio según San Juan 20,19-31.

Al atardecer de ese mismo día, el primero de la semana, estando cerradas las puertas del lugar donde se encontraban los discípulos, por temor a los judíos, llegó Jesús y poniéndose en medio de ellos, les dijo: "¡La paz esté con ustedes!".
Mientras decía esto, les mostró sus manos y su costado. Los discípulos se llenaron de alegría cuando vieron al Señor.
Jesús les dijo de nuevo: "¡La paz esté con ustedes! Como el Padre me envió a mí, yo también los envío a ustedes".
Al decirles esto, sopló sobre ellos y añadió: "Reciban el Espíritu Santo.
Los pecados serán perdonados a los que ustedes se los perdonen, y serán retenidos a los que ustedes se los retengan".
Tomás, uno de los Doce, de sobrenombre el Mellizo, no estaba con ellos cuando llegó Jesús.
Los otros discípulos le dijeron: "¡Hemos visto al Señor!". El les respondió: "Si no veo la marca de los clavos en sus manos, si no pongo el dedo en el lugar de los clavos y la mano en su costado, no lo creeré".
Ocho días más tarde, estaban de nuevo los discípulos reunidos en la casa, y estaba con ellos Tomás. Entonces apareció Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio de ellos y les dijo: "¡La paz esté con ustedes!".
Luego dijo a Tomás: "Trae aquí tu dedo: aquí están mis manos. Acerca tu mano: Métela en mi costado. En adelante no seas incrédulo, sino hombre de fe".
Tomas respondió: "¡Señor mío y Dios mío!".
Jesús le dijo: "Ahora crees, porque me has visto. ¡Felices los que creen sin haber visto!".
Jesús realizó además muchos otros signos en presencia de sus discípulos, que no se encuentran relatados en este Libro.
Estos han sido escritos para que ustedes crean que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y creyendo, tengan Vida en su Nombre.















Dios de misericordia infinita que reanimas la fe de tu pueblo con la celebración anual de las fiestas pascuales: acrecienta en nosotros los dones de tu gracia para que comprendamos mejor que eres verdaderamente Padre y dador de Vida, que nos has encomendado acoger y acrecentar la vida, y que la Vida finalmente triunfará.
















2° DOMINGO DE PASCUA Pbro. Lic. José Luis Aguilera Cruz aguileracruz@yahoo.com.mx

"La paz esté con ustedes"

TODAVÍA EN DOMINGO.

Para la Sagrada Escritura y más para san Juan, que un acontecimiento sea temprano o sea en la noche tiene un significado especial, generalmente la noche es el espacio para el mal, así lo entienden los judíos sobre todo en el Antiguo Testamento; pero Jesús en este evangelio le viene a cambiar de significado ahora va a ser el tiempo de encuentro de Jesús con los suyos, él que ha vencido al mal, ahora el espacio de tiempo que tenía para dominar ya no existe, en este pasaje Jn 20, 19-31, los apóstoles están con miedo, Jesús viene a quitar miedos y a dar confianza, alegría, paz, perdón de los pecados, ahora la noche es espacio para Jesús y los suyos.

"LA PAZ ESTÉ CON USTEDES".

En el pasaje que leemos en este día, Jesús comunica la paz a los suyos en varias ocasiones, en los vv. 19b, 211ª, 26b, se ha acabado el tiempo de la oscuridad, ahora aún en la noche hay paz, en el primer momento de la paz Jesús les muestra las manos y el costado, y al reconocerlo los discípulos se alegran de verlo, les da la prueba más contundente de su resurrección, que es las pruebas de su martirio, apenas hacía unos días estaba desangrado ahora simplemente aparecía en medio de ellos "transfigurado" o mejor dicho, resucitado, era él pero a la vez era otro, días atrás era la semilla que se destruía ahora era el fruto de aquella muerte de la semilla, por eso no era fácil reconocerlo.

ENVIADO A PERDONAR.

El segundo momento en el que Jesús comunica la paz es cuando comunica dos misterios muy importantes que la Iglesia ha tomado al pie de la letra, en primer lugar el envío, Jesús dice: "Como el Padre me ha enviado, así también los envío yo" v. 21, en la Iglesia nadie puede predicar, ni dar ningún sacramento si no es enviado, no hay trabajos independientes; en segundo lugar Jesús da el Espíritu Santo con una finalidad específica: para el perdón de los pecados, "A los que les perdonen los pecados, les quedarán perdonados, a los que no se los perdonen, les quedarán sin perdonar" v. 22, por lo tanto el perdón de los pecados existe pero no es cuestión de sentir bonito, es cuestión que un enviado nos perdone los pecados.

CREER CONTRA TODA LÓGICA.

El tercer momento de la paz en este texto es cuando ocho días después se le aparece nuevamente a los apóstoles y estando Tomás le invita a comprobar que ha resucitado, este nuevo momento de deseo de paz ahora se une al mensaje de creer contra toda lógica, dice Jesús: "Tú crees porque me has visto, dichosos los creen sin haber visto" v. 29, muchos solamente aceptan como creíble lo que puede entrar por alguno de los sentidos, y si no es así niegan su existencia, en una ocasión unos jóvenes siguiendo esa lógica, se atrevieron a dudar la existencia de personas de países que aquí no conocemos como de Noruega, si nadie conoce a un noruego, quiere decir que no existen, por algo Jesús alaba y nos invita a tener una fe que no pida pruebas, que simplemente diga sí, creo en ti, mi Señor resucitado.

martes, 10 de abril de 2012




domingo, 8 de abril de 2012

Jesús el nazareno, el crucificado, ha resucitado

Ecce Homo
JUEVES SANTO: El agua que viene del cielo comienza mojando la cabeza y, luego, descendiendo, termina su curso tomando tierra. Un vez el cielo seco y la tierra húmeda, los charcos calan los pies y no tocan la cabeza. Lo de arriba tiene más afinidad con lo de arriba, y lo de abajo con lo de abajo, pero no deja de ser nunca la misma agua la que moja a unos y otros. ¿Cómo conciliar cabeza y pies y hacerse cercanos al cielo y a la tierra? ¿Cómo sujetar los extremos y que se abracen? “Habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo”. Quizás encontremos respuesta en aquel Jesús de extremos. Llegó de un extremo, del cielo, donde era la alegría eterna del Padre, e hizo morada en el otro extremo, el de los hombres, tomando la misma tierra humana como hogar. Acostumbrado a tanto extremo, no pudo amar de otra forma a los suyos, sino también extremamente, como había sido amado Él siempre por el Padre. El que llamaban Maestro, había tomado maestría de su Padre misericordioso y así daba lecciones, tal como Él las había aprendido desde siempre al modo trinitario. Sus discípulos, escogidos para convertirse en maestros, aprendían solo a medias; tenían aún lecciones para el repaso. Uno de ellos había entendido bien poco y lo que no colmó Dios en su cabeza y en su corazón, lo rellenó el diablo. Faltaba ya poco para que el Maestro estuviera con ellos y todavía había mucho que aprender. Ahora bastaba con escuchar, aunque no fuera más que para retenerlo en la memoria, el Espíritu enviado por Jesucristo ejercería la docencia y les haría ir entendiendo cada una de las lecciones de Jesús. Faltaba poco y, en el repaso, sólo quedaba tiempo para lo fundamental. Y había que comenzar por los pies. Todo cuanto enseñó el Maestro y Señor, mostraba el camino hacia el Padre. Él se nombró: “Camino, Verdad y Vida”. ¿No distraería del camino detenerse en cosa de pies? Quizás sea distracción, pero quien se salte los pies no llegará al Padre. ¿Qué tienen los pies que tanto encantaron a Cristo? El mismo que encontró en nuestro barro, para hacerlo suyo: su pobreza. Tan cercanos al suelo, el mismo polvo se pega en las plantas de los pies y recuerdan su origen: “Polvo eres”, y su destino a consecuencia del pecado: “Y al polvo volverás”. En esos pies que pisan tierra y se adhieren a ella se toca la humildad de la condición humana, también su pecado. Lavarlos significa verter amor para decir: “despegaos del suelo para elevaros, porque sois tierra, pero tierra amada por Dios”, “tomad limpieza de pecado, porque sois bellos a los ojos del Señor”, “recibid consuelo para andar camino y consolad para que otros caminen”. En los pies del discípulo Jesús amaba al discípulo entero. De haber entendido esto Judas habría ido directamente a besar los pies del Maestro y no su rostro; de haberlo hecho así no habría cabido la traición. Y así quedaron los apóstoles, por ser los primeros aprendices de amor en los pies, como los siguientes maestros de este arte. Luego legarían su ministerio a sus sucesores que, ministros como ellos, servidores o presbíteros o sacerdotes (en cada nombre van matices), enseñarían la destreza de las manos de Cristo sobre los pies de los hombres. Las mismas que siguieron sirviendo amarradas en la cruz y luego, libres de clavos, clamarían resurrección. 

 ¿Y cómo ser maestro de lo que uno mismo no ha aprendido? Misterios de Dios, que no escogió otra tierra para sus sacerdotes, sino la misma, como distraído a sus torpezas. Hacer memoria de la lección del Señor: memoria de amor, memoria de pies. ¿Habrá recuerdo perpetuo de alturas tan preciosas en nosotros que tanto tendemos a caer hacia lo bajo y el pecado? ¿Cómo hacer memoria de lo que merece la pena que nunca se olvide? No es suficiente el recuerdo; yendo más allá, como nuevo regalo del Padre, la Eucaristía es Memoria, pero hecha vida en nosotros y vivida en nuestra comunidad que es la Iglesia. Recuerdo de Dios que nos habla en la Palabra, recuerdo de Dios que nos alimenta en la Comunión, recuerdo del amor servicio de Cristo que nos invita, con exigencia vital, a llevar a nuestras vidas: porque Él nos ha amado primero, porque Él nos ha servido primero, porque pone palabra y alimento y vida en nuestra existencia. Tal vez así encontraremos en los pies el encanto que vio en ellos Cristo, y entendamos un poco más el ministerio de sus sacerdotes y vivamos la Eucaristía como vida, como servicio, como amor que se extiende en nuestras existencia. 

VIERNES SANTO: Andamos los hombres con necesidad de maestro. La vida se vive sola, improvisando cada día, pero siempre se nota la presencia necesaria de alguien que marque unas metas, unos objetivos, un sentido a esta existencia. Algún sentido profundo que se escape a los afanes diarios, que vivimos en rutina. El mundo presenta muchas maestrías todas victoriosas sobre una tarima de supuesta felicidad y ninguna de ellas le concede siquiera un grano de consistencia a esta vida nuestra. Cuando las atraemos para nuestras vidas caen tan deprisa como se levantaron y nosotros con ellas. El Maestro del hombre tiene forma de crucificado. El árbol tranquilo lo arrancaron con violencia de su suelo vital; lo serraron y lo pulieron con brutalidad. Árbol seco, imposible que diera fruto; árbol descuidado labrado toscamente, ni siquiera serviría para el adorno; árbol sin fin amable, concebido para la muerte. ¿Quién podría imaginar el fruto de aquel leño y su belleza y su fin? Maestro de maestros, Cristo hace nuevas todas las cosas. La violencia la volvió paz; el odio, amor; la muerte, vida. ¿Puede aprenderse en Alguien algo más humano y más divino? 

Cristo
DOMINGO DE RESURRECCIÓN: Tres segundos, sólo tres segundos para anunciar el gran acontecimiento: “Jesucristo ha resucitado de entre los muertos”. Acabaron los tres segundos, pero, como la muerte nos ha obligado a tanto silencio, aún sigue apeteciendo el anuncio. Pido ahora diez, no, quince, mejor quince segundos para decir que “Aquél que había engullido el Calvario y había sido arrojado a un sepulcro para el olvido; aquella Vida que suscitaba vida y fue asesinada, aquel Amor que brincaba las barreras del odio para amar, que fue apagado a ráfagas de envidia... ha sido devuelto a la Vida por el Padre”... Se ha dicho todo y no ha sido dicho nada. Aumentemos en medio minuto, treinta segundos más para exclamar que “el Hijo del Padre eterno, por el que existe todo lo creado, por el que fue llamado Abrahán a ser padre del Pueblo de Israel, por el que los israelitas fueron liberados de la esclavitud de Egipto por medio de Moisés; el Hijo de la Nueva Alianza anunciada por los profetas, luz que alumbra a los pueblos y Fuente que limpia los pecados, habiéndose hecho un hombre como nosotros, salvo en el pecado; habiendo aprendido, en el sufrimiento, a obedecer, dio la prueba de amor más grande entregando su vida a la muerte y una muerte de cruz, y el Padre lo resucitó al tercer día”. Se han terminado los segundos, y todavía apenas hemos rozado el misterio. Tregua, tregua al tiempo. Paso a la Palabra, la que existía desde el principio en comunicación de amor con el Padre, la que enmudeció en la Cruz sin dejar de decir. Ya no sufrirá interrupción, no tendrá dominio por la muerte. 

El amor ha triunfado, somos campeones
No podrán agotarse los segundos ni las horas ni los siglos para proclamar el acontecimiento, y poder hablar del encanto sencillo de una araña tejiendo su tela entre la hierba, y el relente cubriendo de gotas como perlas cada uno de sus hilos, o el afán de las golondrinas en sus nidos de adobe para darle de comer a sus crías, o la pureza del agua que cae de las nubes que estruja el cielo en gotas finísimas... Será todavía más deficiente el tiempo para la admiración ante el labrador que abre la tierra con el arado para que surja vida de cereal, o el albañil que coloca ladrillo sobre ladrillo y eleva casas llamadas a ser hogares y acoger la vida, o la costurera que, a puntadas de hilo, embellece el paño vacío con su arte... Porque Cristo ha resucitado, ¿no vamos a encontrar encanto en cada una de las realidades que nos rodean? En la madre que pare y aprende el lenguaje del hijo, en el padre que acumula paciencia y quiere hacerse niño con los niños; en el amigo que dice “te quiero”, en el compañero que dice “te ayudo”; en la familia que canta a la vida en sus quehaceres cotidianos; en la rutina del convento tras la reja que se desenvuelve en amores al Resucitado; en el sacerdote que intenta a su modo, ser pregonero de la gran noticia. Porque Cristo dijo a las mujeres: “No tengáis miedo”, (y el ángel: “no temáis”), ¿no quedará momento para decirle al enfermo: “habrá consuelo”; a los que ya ceden: “sed valientes”; a los que desesperan: “ánimo”; a los que sufren injusticia: “recibiréis justicia”; a los que piden venganza: “no añadáis mal”; a los que pecan: “convertíos y recibid el perdón de Dios”; a los que mueren: “Resucitaréis”? Si Cristo ha resucitado, ¿no faltará tiempo para alegrarse con tanta alegría? ¿No pide esta noticia, tan necesitada de tiempo, eternidad...? Mientras esperamos el cielo eterno, el momento de nuestra resurrección, acojamos la gracia del Resucitado para vivir cada momento con expectativas de infinito, dejando que Dios comience ya a resucitarnos, aquello que inició en nuestro bautismo. 

Luis Eduardo Molina Valverde



 






Canción "La noche más hermosa" para el Domingo de Pascua de Resurrección de 2012 -música de Juan Segura- para elcantarodesicar.com












Evangelio según San Juan 20,1-9.

El primer día de la semana, de madrugada, cuando todavía estaba oscuro, María Magdalena fue al sepulcro y vio que la piedra había sido sacada.
Corrió al encuentro de Simón Pedro y del otro discípulo al que Jesús amaba, y les dijo: "Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto".
Pedro y el otro discípulo salieron y fueron al sepulcro.
Corrían los dos juntos, pero el otro discípulo corrió más rápidamente que Pedro y llegó antes.
Asomándose al sepulcro, vio las vendas en el suelo, aunque no entró.
Después llegó Simón Pedro, que lo seguía, y entró en el sepulcro: vio las vendas en el suelo,
y también el sudario que había cubierto su cabeza; este no estaba con las vendas, sino enrollado en un lugar aparte.
Luego entró el otro discípulo, que había llegado antes al sepulcro: él también vio y creyó.
Todavía no habían comprendido que, según la Escritura, él debía resucitar de entre los muertos.

sábado, 7 de abril de 2012

Vigilia Pascual









Evangelio según San Marcos 16,1-7.

Pasado el sábado, María Magdalena, María, la madre de Santiago, y Salomé compraron perfumes para ungir el cuerpo de Jesús.
A la madrugada del primer día de la semana, cuando salía el sol, fueron al sepulcro.
Y decían entre ellas: "¿Quién nos correrá la piedra de la entrada del sepulcro?".
Pero al mirar, vieron que la piedra había sido corrida; era una piedra muy grande.
Al entrar al sepulcro, vieron a un joven sentado a la derecha, vestido con una túnica blanca. Ellas quedaron sorprendidas,
pero él les dijo: "No teman. Ustedes buscan a Jesús de Nazaret, el Crucificado. Ha resucitado, no está aquí. Miren el lugar donde lo habían puesto.
Vayan ahora a decir a sus discípulos y a Pedro que él irá antes que ustedes a Galilea; allí lo verán, como él se lo había dicho".




viernes, 6 de abril de 2012

Celebración de la Pasión del Señor

 







Lecturas y Salmo. Evangelio en vídeo. 

Libro de Isaías 52,13-15.53,1-12. Sí, mi Servidor triunfará: será exaltado y elevado a una altura muy grande. Así como muchos quedaron horrorizados a causa de él, porque estaba tan desfigurado que su aspecto no era el de un hombre y su apariencia no era más la de un ser humano, así también él asombrará a muchas naciones, y ante él los reyes cerrarán la boca, porque verán lo que nunca se les había contado y comprenderán algo que nunca habían oído. ¿Quién creyó lo que nosotros hemos oído y a quién se le reveló el brazo del Señor? El creció como un retoño en su presencia, como una raíz que brota de una tierra árida, sin forma ni hermosura que atrajera nuestras miradas, sin un aspecto que pudiera agradarnos. Despreciado, desechado por los hombres, abrumado de dolores y habituado al sufrimiento, como alguien ante quien se aparta el rostro, tan despreciado, que lo tuvimos por nada. Pero él soportaba nuestros sufrimientos y cargaba con nuestras dolencia, y nosotros lo considerábamos golpeado, herido por Dios y humillado. El fue traspasado por nuestras rebeldías y triturado por nuestras iniquidades. El castigo que nos da la paz recayó sobre él y por sus heridas fuimos sanados. Todos andábamos errantes como ovejas, siguiendo cada uno su propio camino, y el Señor hizo recaer sobre él las iniquidades de todos nosotros. Al ser maltratado, se humillaba y ni siquiera abría su boca: como un cordero llevado al matadero, como una oveja muda ante el que la esquila, él no abría su boca. Fue detenido y juzgado injustamente, y ¿quién se preocupó de su suerte? Porque fue arrancado de la tierra de los vivientes y golpeado por las rebeldías de mi pueblo. Se le dio un sepulcro con los malhechores y una tumba con los impíos, aunque no había cometido violencia ni había engaño en su boca. El Señor quiso aplastarlo con el sufrimiento. Si ofrece su vida en sacrificio de reparación, verá su descendencia, prolongará sus días, y la voluntad del Señor se cumplirá por medio de él. A causa de tantas fatigas, él verá la luz y, al saberlo, quedará saciado. Mi Servidor justo justificará a muchos y cargará sobre sí las faltas de ellos. Por eso le daré una parte entre los grandes y él repartirá el botín junto con los poderosos. Porque expuso su vida a la muerte y fue contado entre los culpables, siendo así que llevaba el pecado de muchos e intercedía en favor de los culpables. 

Salmo 31(30),2.6.12-13.15-16.17.25. 
Yo me refugio en ti, Señor, ¡
que nunca me vea defraudado! 
Líbrame, por tu justicia
 Yo pongo mi vida en tus manos: 
tú me rescatarás, Señor, Dios fiel. 

Soy la burla de todos mis enemigos
y la irrisión de mis propios vecinos;
 para mis amigos soy motivo de espanto, 
los que me ven por la calle huyen de mí. 

Como un muerto, he caído en el olvido, 
me he convertido en una cosa inútil. 
Pero yo confío en ti, Señor, y te digo: "Tú eres mi Dios, 

mi destino está en tus manos". 
Líbrame del poder de mis enemigos 
y de aquellos que me persiguen. 
Que brille tu rostro sobre tu servidor, 
sálvame por tu misericordia; 

Sean fuertes y valerosos, 
todos los que esperan en el Señor. 

Carta a los Hebreos 4,14-16.5,7-9. 
Y ya que tenemos en Jesús, el Hijo de Dios, un Sumo Sacerdote insigne que penetró en el cielo, permanezcamos firmes en la confesión de nuestra fe. Porque no tenemos un Sumo Sacerdote incapaz de compadecerse de nuestras debilidades; al contrario él fue sometido a las mismas pruebas que nosotros, a excepción del pecado. Vayamos, entonces, confiadamente al trono de la gracia, a fin de obtener misericordia y alcanzar la gracia de un auxilio oportuno. El dirigió durante su vida terrena súplicas y plegarias, con fuertes gritos y lágrimas, a aquel que podía salvarlo de la muerte, y fue escuchado por su humilde sumisión. Y, aunque era Hijo de Dios, aprendió por medio de sus propios sufrimientos qué significa obedecer. De este modo, él alcanzó la perfección y llegó a ser causa de salvación eterna para todos los que le obedecen.














Reflexión de Juan Segura sobre el Viernes Santo, 6 de abril de 2012, para elcantarodesicar.com

jueves, 5 de abril de 2012

La Cena del Señor







Reflexión de Juan Segura en el Santo Triduo Pascual para el día de Jueves Santo, 5 de abril de 2012, en elcantarodesicar.com













Evangelio según San Juan 13,1-15.

Antes de la fiesta de Pascua, sabiendo Jesús que había llegado la hora de pasar de este mundo al Padre, él, que había amado a los suyos que quedaban en el mundo, los amó hasta el fin.
Durante la Cena, cuando el demonio ya había inspirado a Judas Iscariote, hijo de Simón, el propósito de entregarlo,
sabiendo Jesús que el Padre había puesto todo en sus manos y que él había venido de Dios y volvía a Dios,
se levantó de la mesa, se sacó el manto y tomando una toalla se la ató a la cintura.
Luego echó agua en un recipiente y empezó a lavar los pies a los discípulos y a secárselos con la toalla que tenía en la cintura.
Cuando se acercó a Simón Pedro, este le dijo: "¿Tú, Señor, me vas a lavar los pies a mí?".
Jesús le respondió: "No puedes comprender ahora lo que estoy haciendo, pero después lo comprenderás".
"No, le dijo Pedro, ¡tú jamás me lavarás los pies a mí!". Jesús le respondió: "Si yo no te lavo, no podrás compartir mi suerte".
"Entonces, Señor, le dijo Simón Pedro, ¡no sólo los pies, sino también las manos y la cabeza!".
Jesús le dijo: "El que se ha bañado no necesita lavarse más que los pies, porque está completamente limpio. Ustedes también están limpios, aunque no todos".
El sabía quién lo iba a entregar, y por eso había dicho: "No todos ustedes están limpios".
Después de haberles lavado los pies, se puso el manto, volvió a la mesa y les dijo: "¿comprenden lo que acabo de hacer con ustedes?
Ustedes me llaman Maestro y Señor; y tienen razón, porque lo soy.
Si yo, que soy el Señor y el Maestro, les he lavado los pies, ustedes también deben lavarse los pies unos a otros.
Les he dado el ejemplo, para que hagan lo mismo que yo hice con ustedes.






domingo, 1 de abril de 2012

Bendito el que viene en nombre del Señor

Puerta de Jerusalén
A Jerusalén se podía acceder por una decena de puertas. Es uno de los inconvenientes de los lugares amurallados, no dejan libertad para entrar y salir, sino que obligan a hacerlo a través de los agujeros abiertos en sus muros: por sus puertas. Así sucedía con la Ciudad Santa. Los muros dificultan el paso para todos, también para ladrones, bandidos y ejércitos enemigos, así protegían la ciudad de indeseables. Puertas abiertas para acoger a los peregrinos que acudían como todos los años a la fiesta de la Pascua, puertas cerradas en la noche, para evitar los peligros. A los maleantes no hay que dejarles entrar, y, si entran, hay que echarlos fuera.

El camino de la Cuaresma nos traído hasta aquí. Frente a nosotros el pórtico de la Semana Santa y la puerta de acceso a celebrar los misterios de la pasión, muerte y resurrección. A los meramente curiosos, les bastará con conseguir un poco de rendija y acercar el ojo. A otros, quizás muchos, ya ni les suscita siquiera curiosidad. Pero quien quiera entrar, tiene al menos diez puertas que le conducen al interior de la ciudad. Yo prefiero aquella por la que entró Cristo: aquella que tuvo sonido de triunfo, con los ¡Hosannas! y el ¡Bendito el que viene en nombre del Señor! Con color de ramo y palma. Aquella que acogía a los peregrinos, y al Hijo de Dios que se había hecho peregrino en esta vida como otro hombre. Aquella que vio a un Dios montado sobre un borriquilla. Y yo no querría esta puerta por la algazara y el color y la fiesta, sino sólo por acompañar al Señor.

Y acompañarlo también en la intimidad de los suyos en su cena de despedida, y en su soledad sufriente de Getsemaní, cumpliendo a cucharadas amargas, la voluntad del Padre. También cuando muchos de los que le seguían y otros tantos más, lo sometan a desprecios y tortura, al sufrimiento y la sangre. Para continuar tras Él cuando, por otra puerta, lo arrojen fuera de la ciudad a morir como un maleante, como los que hay que expulsar de la ciudad, porque no traen nada bueno para ella. Y sin embargo el traía la Salvación.

Y luego, sobre la puerta cerrada del sepulcro, hacer vigilia esperando ver la piedra corrida y celebrar alegre al que destrozó las puertas de la muerte. 

Domingo de Ramos
Muchas son las puertas que abren a Jerusalén: unos entrarán por sus devociones, otros por sus imágenes, otros por tradición familiar, otros por piedad y fe, otros por no haber encontrado consuelo en otra ciudad. Pero sólo cabe salir por una puerta y la misma, la que conduce hacia el Calvario y aguarda resurrección en el sepulcro. Para ello antes hay que cenar con el Señor, velar con el Señor, adorar la cruz del Señor y resucitar con el Señor. Mucho puede tener de seductora la ciudad con sus puertas abiertas a la fiesta, el jolgorio y la alegría; pero el encanto más grande lo encontrarán los que, despreciados con Cristo por ser mensajeros de paz y de amor, como fieles discípulos suyos, entren en las entrañas del amor misericordioso de Dios que ama en una cruz y que da vida quebrando la muerte.

















DOMINGO DE RAMOS Pbro. Lic. José Luis Aguilera Cruz aguileracruz@yahoo.com.mx

"Tu rey viene montado en un burrito"

EN LA FIESTA DE JERUSALEN.

Estamos en el domingo de Ramos, y el evangelio que reflexionaremos será el que se lee en la bendición de los ramos: Jn 12, 12-16; y comienza colocando a Jesús en la fiesta de Jerusalén, Jesús es un judío normal, que se movía con el ritmo de las fiestas de los judíos y la fiesta de la pascua, lo interesante es que la fama de Jesús hace que la gente lo esté esperando, y en cuanto saben que Jesús se dirige a esa fiesta y ciudad, la gente corre a su encuentro, y cortan ramas de palmeras, y empiezan las porras para Jesús, pero son porras mesiánicas, el pueblo nombra rey a Jesús, es el rey esperado, el rey que viene en nombre del Señor, así esta fiesta es muy importante, para Jesús y para el pueblo.

UN BURRITO EN ESTA HISTORIA.

Los otros evangelio, los sinópticos (Mt, Mc y Lc) mencionan también la presencia de un burrito en esta historia, solo Mateo habla de una asna y su pollino, el burrito, es una presencia atestiguada por todos lados, Jesús se montó en un burrito para entrar a Jerusalén, es el cumplimiento de una promesa hecha desde tiempos del profeta Zacarías, 520 antes de Cristo, en tiempos de la dominación persa, cuando los reyes tenían caballos pura sangre, en tiempos del emperador Darío, quien impuso el idioma arameo en todo el imperio, con todo ese lujo, la profecía de Zacarías contrastaba definitivamente, y aún en tiempos de Jesús un rey montado en un burrito era muy extraño, es el mesías humilde que viene.

UN MESÍAS EXTRAÑO.

Jesús viene a anunciar que el mesías no es como todos los reyes de la época, soberbios, dominantes, y todo lo que implica entrar a su reino montado en un brioso y hermoso corcel, Jesús es un Mesías definitivamente diferente, viene montado en un burrito, en un animal que dista mucho ser de lujo, es un animal de trabajo, es como si el presidente de la nación más poderosa en lugar de vestir de "etiqueta", de centro dirían en mi tierra, si en lugar de vestir de traje, se vistiera de overol de obrero, pero todo esto para indicar que el reinado de Jesús, es diferente al reinado de otros reyes, Jesús viene a implantar un reino de justicia, de vida, de verdad, de amor, de paz, un reino al que todos podemos entrar, un reino diferente.

LO ENTENDIERON DESPUÉS.

Pero a Jesús no se le entiende fácilmente, es necesario quitarnos los esquemas mentales que tenemos, descubrir en la sencillez al rey que viene en nombre del Señor, es difícil entender que la cruz del dolor es su trono, y las espinas su corona, difícil es entender que es en el servicio y no en la opresión, en el en la humildad y no en la soberbia como se vive el reino de este mesías salvador, por eso no es fácil entenderle, a veces se le entiende como lo hicieron los apóstoles, demasiado tarde, por eso tenemos que hacer un esfuerzo para entender a Jesús el Mesías salvador. Vivamos esta semana mayor entre asombros, en la humildad para vivirla mejor.










La semana Santa inicia con el domingo de Ramos, recordamos la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén, en la que Jesús es proclamado rey.