EDADES DEL HOMBRE

Paisaje interior, Concatedral de San Pedro. Soria 










Soria es conocida y ha sido cantada por su paisaje; el título evoca también espiritualidad, porque es paisaje interior.

La exposición tiene dos partes bien diferenciadas y un epílogo.

La primera parte ocupa las naves de la Concatedral, donde se exponen la mayoría de las obras. Se desarrolla en cinco capítulos.

La segunda parte gira en torno al claustro y sirve para presentar, además del propio claustro, el románico de Soria y algunas piezas medievales.

Hay una invitación a visitar dos obras románicas externas a la Concatedral: la ermita de San Baudelio, en Casillas de Berlanga, y la ermita de San Miguel, en Gormaz.

Acaba el recorrido con un epílogo, que es una mirada retrospectiva a las exposiciones anteriores organizadas por la Fundación Las Edades del Hombre, para ello se exponen 14 obras significativas, una por cada una de las exposiciones anteriores.




Las Edades del Hombre Soria 2009 Paisaje Interior,



Ermita de San Miguel de Gormaz





La reciente restauración global de la Iglesia de San Miguel de Gormaz ha permitido sacar a la luz un desconocido conjunto de pinturas murales románicas y rehabilitar ejemplarmente un edificio de casi mil años de antigüedad.

Las circunstancías de su construcción, el modelo arquitectónico que presenta y el complejo programa decorativo de sus muros trasladan al visitante a uno de los periodos más fascinantes y complejos de nuestra historia: la reconquista, repoblación y cristianización de una tierra que, durante varios siglos, vivió bajo dominio musulmán.

El edificio se construyó poco después de 1060, en la ladera de un cerro coronado por la importante fortaleza califal de Gormaz, sobre una plataforma y con restos reutilizados de iglesias y edificios anteriores. Fue construido con mampostería encofrada, enlucida al interior y exterior, de planta rectangular de una sola nave, con cubierta de madera a dos aguas, y cabecera cuadrada. Presenta dos accesos orientados al sur, un arco de herradura a los pies de la iglesia y una portada románica centrada en el muro. La nave está separada de la cabecera por un arco triunfal de herradura. Poco después, hacia el año 1100, a la nave se le añadió un pórtico románico.

Un detalle arquitectónico de interés, es la disposición de una pila bautismal excavada a los pies de la nave, en el eje mismo del templo, frente al acceso de herradura, descubierta durante las labores de restauración. Su disposición central subraya su importancia. Una importancia que entra en relación directa con la de la liturgia bautismal en un momento de repoblación y evangelización de estas tierras de la ribera del Duero.

Al edificarla sus constructores procuraron para la iglesia una decoración unitaria, que fue pensada y realizada en un solo momento. Estas pinturas constituyen uno de los conjuntos de decoración mural más interesantes del arte medieval español.

En un primer momento la iglesia se decoró con sencillas cruces distribuidas por los muros como cruces de consagración. Se conservan ocho cruces pintadas de rojo y trazadas mediante líneas incisas realizadas a compás sobre el enlucido del muro.

Poco tiempo después, se procede a pintar el interior de la iglesia concibiendo su decoración como un todo. Al limpiar los muros, pudo constatarse con certeza que quien diseñó el programa iconográfico dejó deliberadamente una parte del templo sin pintar, concretamente el tercio inferior de la iglesia. La iglesia de San Miguel queda distribuida, en cuanto a la decoración pictórica, en tres ámbitos claramente diferenciados: los dos primeros, en su nave, un ámbito decorado y otro no; y el tercero, constituido por el presbiterio o cabecera de la iglesia. El hecho de que las pinturas se detengan en un determinado punto de los muros de la nave, y el que este límite se subraye además mediante el trazado de cenefas claramente diseñadas, excluye la posibilidad de un trabajo inconcluso, y al tiempo exige una explicación para esta ausencia decorativa en una parte del templo. A esto se une el carácter catequético y didáctico de este conjunto como transmisor de los conceptos de la iglesia medieval.

El programa iconográfico de la iglesia de San Miguel viene determinado por unas condiciones concretas, entre las que creemos fundamentales tres: el momento de su construcción, su situación en una línea de frontera, y su dedicación particular al arcángel, Jefe de los Ejércitos de Dios, el protector de la Iglesia Universal, la garantía última de la victoria sobre el demonio.

La decoración distribuye sus imágenes en bandas o registros horizontales, como es común en la iluminación de códices y edificios de la época. Esta disposición busca que el espectador pueda identificar las imágenes: normalmente, situando en las bandas inferiores imágenes próximas a la realidad de los hombres que las observan, y a medida que los techos o cúpulas se van elevando, y alejando, presentan figuras evocadoras de episodios de la historia sagrada, o imágenes vinculadas a las esferas celestiales, reservando el lugar más elevado, y por tanto más importante, a la figura de mayor rango, normalmente Dios o alguno de sus símbolos directos.

El orden de lectura de su decoración, de izquierda a derecha, es el siguiente:

Nave de la iglesia:

- 1. Muro septentrional, friso inferior
- 2. Muro meridional, friso inferior
- 3. Murso septentrional,friso superior
- 4. Muro meridional, friso superior

Presbiterio

Nave de la iglesia
Muro septentrional, friso inferior. Una figura varonil en pie con vestidura talar recibía al creyente que accedía a la Iglesia. Esta figura enigmática está dispuesta en una situación privilegiada, ya que se sitúa frente a la principal puerta de acceso, y es, por tanto, la primera imagen que ve el visitante a su llegada. La majestad de su figura está realzada por la dignidad de sus ropajes, por sus cabellos blancos, por su nimbo y por la arquitectura que lo enmarca. A pesar de la dificultad de su identificación, es muy probable que este personaje sea Cristo Resucitado y Sacerdote, tal y como aparece descrito en el Apocalipsis.

A continuación una escena de combate a caballo que representa la batalla entre el bien y el mal en el final de los tiempos. Las torres que sirven de marco a la escena serían las ciudades e iglesias del mundo, donde unos pocos fieles se hallan seguros en la confusión total.

Por último, las Santas Mujeres, al lado opuesto de la batalla, con pomos de perfumes en sus manos evocan el episodio del Sepulcro vacío que quizás se completara en el muro oriental de la nave. Podemos afirmar que, si el varón en pie con vestidura talar es Cristo resucitado, toda la escena se entiende: llega el fin de los tiempos, Jesús resucita, el sepulcro está definitivamente vacío.

Muro meridional, friso inferior. Escena dividida en dos partes, estrechamente relacionadas: en la parte izquierda, el Paraíso; en la parte derecha, el peso de las almas en el Juicio Final.

El Paraíso está compuesto por una venerable figura de barba y cabellos blancos, con manto oscuro y túnica rojiza, enmarcado por dos árboles con frutos, junto a una torre, mantiene en su regazo unas pequeñas figuras humanas, es la representación de las almas del Paraíso. El seno de Abraham, reposo de los Justos. La Torre que aparece a la derecha de la figura sirve como elemento de separación entre escenas, y simboliza la Ciudad Sagrada en la que se encuentran finalmente los bienaventurados.

A la derecha, una escena compuesta por dos patriarcas parecidos al anterior, con pequeñas figuras de bienaventurados en sus regazos, que simbolizan igualmente las almas que han sido destinadas al Paraíso. A la derecha, el arcángel Miguel sostiene en sus manos la balanza con la que pesa las almas, mientras un diablo de pequeñas dimensiones apunta con sus índices al instrumento de pesaje. Por último, en un espacio sombrío, en el que predominan los tonos oscuros y rojizos, una serie de figuras diabólicas arrastran a los condenados -hombres y mujeres- hacia el averno; éste se representa mediante la figura de una serpiente en círculo, en cuyo interior se encuentra sentada una figura diabólica de mayores dimensiones, atada por el cuello con una cadena. De la boca de este ser monstruoso salen los pies de un condenado que acaba de ser engullido.

Muro septentrional, friso superior. Distribuido en dos grandes espacios, según la importancia teológica de los episodios referidos a la infancia de Cristo. El relato se inicia con la escena de la Anunciación en la que, a pesar del deterioro, se aprecian las figuras del Arcángel Gabriel y la Virgen María. A continuación la Visitación, encuentro de la Virgen María y Santa Isabel ante la presencia de Zacarías. En la escena del Anuncio de los Pastores el espacio se articula en dos grupos. En el primero el ángel anunciador señala hacia su derecha en dirección a la escena del Nacimiento. En el segundo grupo, los pastores avanzan hacia el portal de Belén pero vuelven su cabeza hacia el ángel como preguntando si el camino es correcto. En el Nacimiento, las dos figuras que la integran ocupan un amplio espacio. A la izquierda, la Virgen, reclinada y envuelta en un manto azul oscuro, con una mandorla lobulada que resalta su figura; a la derecha, la figura nimbada de San José, enmarcado en un espacio arquitectónico, que la aísla del cuadro del Nacimiento, reservando el espacio principal para la Madre y su Hijo.

Muro meridional, friso superior. Dividido en dos espacios, con dos escenas distintas: los Reyes Magos a caballo y la Matanza de los Inocentes. En la parte izquierda, los tres Magos, a caballo, avanzan hacia la derecha. En la escena contigua el rey Herodes, con corona y manto rojizo, acompañado de un soldado, parece indicar con su mano a las figuras de los reyes Magos. La Matanza de los Inocentes, aunque la escena está bastante perdida, se representa como el asesinato de los Inoncentes en presencia del Rey Herodes que preside la escena.

El artista también tuvo en cuenta la posibilidad de observar globalmente todo el panel de imágenes dentro del muro que las contine, ya que existen correspondencias claras entre las escenas inferiores y las superiores, posibilitando así nuevos niveles de lectura. En el muro septentrional, la escena inferior es una imagen de muerte y resurrección, y la superior de nacimiento y en el muro meridional, los tres Reyes Magos se disponen sobre el Paraíso, y la inicua Matanza de los Inocentes, sobre los horrores del Infierno.

Presbiterio
En el espacio de la cabecera, único abovedado de la iglesia, Cristo en Majestad preside desde la bóveda, dominando el Mundo. Es el Juez Supremo, envuelto en la mandorla, rodeado de los profetas y patriarcas que le alaban en sus tronos. Su imagen está enmarcada por ocho imágenes de varones alados, vestidos con amplias vestiduras, aunque la conservación de las pinturas en esta zona suscita ciertas dudas sobre la iconografía del conjunto; por una parte, los cuatro ángeles de los extremos parecen sostener libros, lo que ha sido interpretado como la representaciòn de los evangelistas. Junto a ellos, San Miguel y San Gabriel, acompañado cada uno por un ángel.

Bajo ellos, ya en el muro, las figuras de los veinticuatro ancianos del Apocalipsis, llevando alternativamente una vihuela, o una copa.

En el centro del muro de la cabecera, se abre el ventanal que ilumina la estancia decorado con la paloma, símbolo del Espíritu Santo. Sobre ella, se representa inscrito en una cruz, un medallón con el Cordero de Dios, flanqueado por ángeles que lo sujetan. En los extremos, dos figuras arrodilladas, probablemente Abel y Melquisedec.

En el muro opuesto se conservan parcialmente las escenas de la Creación del Hombre, la Creación de Eva y la Expulsión del Paraíso.

Un detalle iconográfico que puede ofrecer pistas sobre el uso litúrgico de esta y otras iglesias contemporáneas: se trata de los velos o cortinones que ocupaban la parte inferior de los muros decorados, a lo largo de todo el espacio oriental de la nave, que, con ligeras variantes, se reproducen igualmente en la cabecera de la iglesia. El hecho de que las cortinas presenten una decoración con tondos en los que aparecen bordados o representaciones de figuras de animales, no hace sino subrayar la sospecha de que las cortinas pintadas pretendan reproducir pesados cortinones auténticos, bordados y recamados, como los que seguramente formarían parte del mobiliario litúrgico de estas iglesias.

El fiel, hasta una altura de dos metros, se vería envuelto por un espacio circundado por cortinas pintadas, mientras en lo alto podría ver las escenas figuradas de los frisos; lo angosto del acceso al presbiterio le permitiría atisbar, si acaso, las cortinas pintadas sirviendo de fondo a los presbíteros, mientras duraban los oficios. Probablemente a su espalda, dividiendo transversalmente la nave, un cortinaje real de unos dos metros de altura separaba la parte decorada de la nave de la parte de los pies, creando dos ámbitos con distinta consistencia espacial, que satisfacían al tiempo necesidades litúrgicas diferentes. Como bien han indicado los autores de esta restauración, cuando se construye esta iglesia estamos en un tiempo de cambios lítúrgicos, y la sustitución del rito hispano por el romano será pronto un hecho en la Península. Y sabemos también que son tiempos de conversiones forzadas por el mismo avance bélico, y de atracción de nuevos fieles a la Iglesia, fundamentalmente moriscos, en principio desconocedores de la doctrina.

La iglesia contaría así con un espacio arquitectónico unitario, pero litúrgia y funcionalmente dividido en tres ámbitos: el presbiterio, con el altar y sus misterios eucarísticos, para los celebrantes; la parte oriental de la nave, para los creyentes bautizados; finalmente, la parte occidental, desnuda de decoración, para aquellos los catecúmenos y conversos, aún no bautizados, lo que justificaría la existencia de la pila bautismal en él, así como la existencia de una segunda puerta de acceso a la nave y la singular distribución decorativa del templo.

En definitiva, la iglesia de San Miguel de Gormaz nos ofrece una buena oportunidad para estudiar los espacios litúrgicos del cristianismo de reconquista, las líneas generales de cuyos ritos conocemos, pero de cuyas particularidades tenemos abundantes dudas; pues esta iglesia, en comparación con casi todas las visigodas y mozárabes, cuenta con la ventaja de haber experimentado un nivel mínimo de reformas arquitectónicas a lo largo de sus casi mil años de existencia, y dispone además de un programa iconográfico que acompaña y completa la lectura global del templo.






Hoy se inaugura las obras de restauración de la ermita de San Miguel a los piés del Castillo de Gormaz (Soria).






Breve visita visual a dos de los más bellos exponentes de frescos del románico español: los de la iglesia de la Virgen del Rivero (siglo XII) y los de la iglesia de San Miguel (siglo XI), situados en la encantadora población soriana de San Esteban de Gormaz.






Recreación fotográfica de algunos lugares de la provincia de Soria con excelentes muestras de pintura románica.





 Ermita de San Baudelio




La ermita de San Baudelio presenta una notable armonía entre arquitectura y decoración pictórica, si bien se estima que pueda haber una diferencia de ejecuciones próxima a los 100 años entre una y otra.

El edificio se encuentra construido sobre una terraza de caliza, a la boca de una cueva que posiblemente sirvió para alojar a algún ermitaño al final de la antigüedad o Alta Edad Media. Esta cueva está situada al lado de una fuente que aún mana agua. La construcción es de sillarejo, con dos módulos de planta rectangular. El mayor que corresponde a la parte principal, esta cubierto a cuatro aguas, mientras el presbiterio, zona en donde se encontraba el altar mayor, lo está a dos. Dos escalones separan el cuerpo principal de la iglesia del presbiterio, iluminado por una ventana en el ábside.

La puerta, con arco de herradura, está en el lado NE, y da acceso a un interior sorprendente, construido con un elemento sustentante principal: una columna central que se abre en ocho "gajos" marcados por sendas nervaduras. En el centro, en la parte superior, hay ocho óculos, con arcos de herradura que dan a un camarín en cuyo interior hay ocho nervaduras entrecruzadas, reminiscentes de las del mihrab de la Mezquita de Córdoba.

A los pies se encuentra una gran tribuna, espectacular e íntima a la vez. Se accede a ella desde el exterior, por una puerta al efecto, o desde el interior por una escalera de peldaños de piedra encastrados en la pared. Esta apoyada sobre columnas con arcos de herradura y bóvedas escarzanas al interior. Los capiteles y basas son toscos, y el conjunto está dividido en cinco naves y tres tramos. El más próximo a la columna sólo consta de un elemento modular de los que se compone el conjunto y que en la tribuna origina una capilla con una ventana ajustada en eje con la puerta, también con arco de herradura. Todo el conjunto está construido y distribuido según el sistema de proporción del número áureo o √2. Todo él, aparentemente, es fechable en torno a mediados del siglo XI.

La pintura se encuentra cubriendo toda la parte situada desde la clave de la puerta de acceso hasta la bóveda, excepto en la zona de la escalera interior que accede a la tribuna, en que arranca desde el suelo y sigue el ascenso de la escalera hacia ella. Hay dos fases pictóricas, pero de la primera sólo quedan escasos restos: una especie de esbozo de figura humana en el trasdós del arco de acceso al presbiterio, una Cruz de consagración pintada debajo de un jinete en el lado del evangelio en el cuerpo principal, y otra, una figura masculina en la columna. El resto corresponde a pintura concebida para el edificio y ejecutada en torno a mediados del siglo XII.

Este conjunto está distribuido de manera que puede leerse de dos maneras, lo cual lo convierte en un verdadero acróstico visual y didáctico. Leyéndolo en planos horizontales ha de empezarse por la parte superior. En primer plano por el techo: entre los gajos debieron estar pintados ocho arcángeles, de los cuales quedan escasos restos, que sostienen el trono de Dios. El camarín central figura la Jerusalén celestial. Desde abajo, aunque con cierta dificultad, pueden apreciarse restos de murallas fortificadas, y por las nervaduras corren alusiones a la vida y la muerte eternas.

El siguiente ciclo se aprecia ya en la parte alta de las paredes, en la zona en que se convierten en techo: se refiere a la infancia de Cristo, como símbolo de la vida nueva que se ofrece (Nuevo Testamento). El siguiente registro se refiere, por otra parte, al sacrificio de Cristo y su Pasión. Finalmente, en el inferior, se pueden leer símbolos, "sinos" en terminología bajo medieval, de la enseñanza que se deriva de leer lo anteriormente expresado como un conjunto vertical, desde el camarín hasta la base. Lo interesante es que la mayor parte de los símbolos-resumen no derivan de repertorios cristianos románicos sino de repertorios musulmanes orientales.

Tómense como ejemplo dos gajos contiguos: el situado sobre la puerta, empieza por unos galgos huyendo atemorizados de Jerusalén, como avisando, presagiando una tragedia. El siguiente cuadro para abajo nos habla de un episodio de la infancia de Cristo: la huida a Egipto por la persecución ordenada por Herodes contra los niños menores de dos años. En el siguiente plano, su contrapartida de la entrada en Jerusalén como Rey y como preámbulo de su Pasión. Al fin, se ve la caza del ciervo, símbolo de la inocencia.

El siguiente "gajo" que da a la misma pared, empieza por una puerta abierta en la muralla, símbolo de la muerte, seguido de la Anunciación, misión divina que implica su sacrificio (Jn. 12, 25; Lc. 1, 32-33), pues viene a salvar lo que se ha perdido (Lc. 9, 56).

La Santa Cena es el siguiente cuadro, que es el preámbulo de la selección de la víctima del sacrificio y finalmente se ve la cacería de la liebre, símbolo del triunfo de la muerte, también del cazador cazado. Aquí se infiere por el elipsis la segunda parte de la escena, en la cual la liebre cazaría al cazador. Este "gajo" está orientado al norte geográfico que es el lado de la muerte. Valgan estos ejemplos para explicar otros símbolos como la Osa Menor, cerca de la puerta, que significa la Estrella Polar (en el morro de la constelación) para indicar que orienta en la noche como la fe en la vida, etc. En fin, una riqueza iconográfica demasiado compleja para explicar en estas pocas palabras.







Visita gráfica a la ermita mozárabe de San Baudelio de Berlanga, mezcla de capilla cristiana y mezquita árabe, donde se puede apreciar la columna central en forma de palmera, rica en belleza y simbolismo.







Vemos las maravillosas pinturas de la ermita de San Baudelio, cercana a la localidad soriana de Berlanga de Duero.




Epílogo





Tras atravesar una arquitectura efímera que recuerda el sotocoro de la ermita de San Baudelio encontramos una doble propuesta a modo de epílogo de los más de veinte años de recorrido de Las Edades del Hombre: por un lado la propuesta es hacer de forma pausada, porque las obras lo merecen, el recorrido cronológico de Las Edades, desde su inicio con la exposición de Valladolid de 1988 hasta llegar a Soria en 2009; para ello Valladolid, Burgos, León, Salamanca, Amberes, El Burgo de Osma, Palencia, Astorga, Zamora, Nueva York, Segovia, Ávila, Ciudad Rodrigo y Ponferrada han prestado alguna de sus obras más representativas; por otro lado la propuesta es contraponer ese camino de Las Edades del Hombre al camino y al paisaje por excelencia de Soria, el camino del Duero a su paso por la ciudad, camino de imágenes y poesía, camino cantado por los poetas vinculados a Soria, con San Polo, el cerro de Santa Ana, los santos de piedra, los álamos, su curva de ballesta y, sobre todo, la ermita de San Saturio que comparte protagonismo con el río, que en ese lugar gira hacia el atlántico para conocer los paisajes de Castilla y de León, y dejar sus aguas en Portugal, en el mar que sirvió de camino a muchas gentes de estas tierras para sembrar en América las mismas semillas de evangelio sembradas en la meseta castellana siglos antes, semillas que también allí arraigaron, formaron espigas y han dado fruto abundante.





Evangelio en Piedra. Románico Soriano






"Él solía retirarse a despoblado para orar"
Lc 5, 16
¡Qué descansada vida
la del que huye del mundanal ruido,
y sigue escondida
senda, por donde han ido
los pocos sabios que en el mundo han sido.
(Fray Luis de León, Oda I)


Antes de acceder al claustro la Capilla de San Saturio nos permite conocer al santo patrono de Soria: San Saturio. A continuación la invitación es a recrearnos con la evocación del arte románico, a través de un audiovisual, y a contemplar el claustro dejándonos transportar al momento en el que se construyó, o quizá al momento en que fue habitado por los canónigos de la Concatedral que llevaban vida comunitaria siguiendo la regla de San Agustín, o ¿por qué no?, a permitir que llegue a nosotros la resonancia de la Oda primera de Fray Luis de León.El claustro de la Concatedral de San Pedro es de gran elegancia, pero no es el único de Soria: San Juan de Duero, Catedral de El Burgo de Osma, Santa María de Huerta, Nuestra Señora de la Vid, San Jerónimo de Espeja, dan nombre a claustros y monasterios del territorio de la antigua y de la actual diócesis. En torno a esos claustros fue creciendo la fe y la cultura. En algunos de ellos queda fiel constancia del modo de hacer del arte románico, que llegó también a las parroquias, unas veces con factura muy elegante, otras, más popular.

Las piedras de los muros del claustro de la Concatedral de San Pedro tienen una gama muy variada de marcas de cantería, pero también conservan inscripciones que nos dan otras informaciones, por ejemplo la de un eclipse de sol en el año 1239.

En piedra ha quedado escrito el evangelio en los capiteles de nuestras iglesias y galerías porticadas. El claustro acoge algunos elementos de piedra, procedentes de otras iglesias, que eran básicos para las construcciones románicas, o para la vida social y litúrgica.





Capítulo 1: Sembradores de la Fe





"EL REINO DE DIOS SE PARECE A UN HOMBRE QUE ECHA SIMIENTE EN LA TIERRA..." (Mc 4, 26-29)


"¡Ya Señor glorioso, Padre que en çielo estas!
Fezist çielo e tierra, el tercero el mar,
fezist estrelas e luna y el sol pora escalentar;
prisist encarnaçion en Santa María madre,
en Belleem apareçist commo fue tu veluntad;
(Cantar del Mío Cid, 18)

Los sembradores de la fe que ha germinado en las gentes de la diócesis hace alusión más directa a San Pedro Apóstol, ya que él es el santo titular de la Concatedral, y a San Pedro de Osma, que fue el obispo que restauró la diócesis después que estas tierras fueran recuperadas por los cristianos en la Edad Media. San Pedro de Osma murió hace nueve siglos: el año 1109.

Ilustra el comienzo del capítulo una fotografía de la fortaleza de Gormaz, plaza fuerte para Almanzor y escenario de la lucha de los reinos cristianos por reconquistar estas tierras. Desde el siglo XI allí, en la ladera, se mantiene en pie la ermita de San Miguel de Gormaz, que es uno de los primeros templos erigidos por los repobladores cuando finalmente llegó la paz.

San Pedro apóstol, sembrador del evangelio en la iglesia universal, se hace presente con una galería de escenas de su vida de distintas épocas y formatos.

San Pedro de Osma se evoca en la exposición con tres obras de calidad: Una túnica de finales del siglo XI o comienzos del XII, una escultura de Juan de Juni y una pintura de Pedro Machuca.

Completan el capítulo documentos relacionados con la Concatedral, porque este año se cumplen cincuenta años desde que la Colegiata de San Pedro pasó a ser Concatedral.

También hay documentos relacionados con la ciudad de Soria e iconografía de los evangelistas y patriarcas del Antiguo Testamento.

El color del capítulo es el color del otoño en Soria, color de hojas secas y color de la tierra labrada para la siembra.




Capítulo 2: La Semilla echó raíces




"El Reino de Dios se parece a un hombre que echa simiente en la tierra. ÉL DUERME DE NOCHE Y SE LEVANTA DE MAÑANA; LA SEMILLA GERMINA Y VA CRECIENDO SIN QUE ÉL SEPA CÓMO..." (Mc 4, 26-29)

"¡Gentes del alto llano numantino
que a Dios guardáis como cristianas viejas,
que el sol de España os llene
de alegría, de luz y de riqueza!"
(Antonio Machado, Campos de Soria)

Se muestra en el capítulo 2 la implantación de la fe y su presencia en la vida cotidiana de los hijos de esta tierra desde la Edad Media: son los cristianos viejos que guardan a Dios, según el verso de Antonio Machado.

La fotografía de una cruz de piedra que deja ver al fondo una montaña es una estampa común de muchos de nuestros pueblos y es un detalle de cómo la fe también ha hundido sus raíces en el paisaje.

El espacio de exposición de este capítulo pretende evocar la disposición de una iglesia, con objetos y mobiliario litúrgico (artesonado, coro, órgano, ornamentos, libros...), pero, sobre todo con personajes de la historia de la iglesia en Soria; algunos de estos personajes, como Santo Domingo de Guzmán, hicieron bulto en la historia, otros son menos conocidos o fueron personas anónimas que también han construido la iglesia.

El tiempo en el que brota y crece la semilla, sin que se sepa cómo, es el invierno, por eso el color de este capítulo recuerda la nieve del invierno en las sierras, los campos o los pueblos de Soria.




Capítulo 3: Nos Iluminan el Camino de la Vida: Patronos, Santos y Devociones






"El Reino de Dios se parece a un hombre que echa simiente en la tierra. Él duerme de noche y se levanta de mañana; la semilla germina y va creciendo sin que él sepa cómo. LA TIERRA VA PRODUCIENDO LA COSECHA ELLA SOLA: PRIMERO LOS TALLOS, LUEGO LA ESPIGA, DESPUÉS EL GRANO..." ( Mc 4, 26-29)

Patriarcas que fuisteis la semilla
del árbol de la fe en siglos remotos,
al vencedor divino de la muerte
¡rogadle por nosotros!

Profetas que rasgasteis inspirados
del porvenir el velo misterioso,
al que sacó la luz de las tinieblas
¡rogadle por nosotros!

Almas cándidas, santos inocentes
que aumentáis de los ángeles el coro,
al que llamó a los niños a su lado,
¡rogadle por nosotros!

Apóstoles que echasteis en el mundo
de la Iglesia el cimiento poderoso,
al que es de la verdad depositario
¡rogadle por nosotros!

Mártires que ganasteis vuestras palmas
en la arena del circo, en sangre rojo,
al que os dio fortaleza en los tormentos
¡rogadle por nosotros!
Vírgenes semejantes a azucenas
que el verano vistió de nieve y oro,
al que es fuente de vida y hermosura
¡rogadle por nosotros!

Monjes que de la vida en el combate
pedisteis paz al claustro silencioso,
al que es iris de calma en las tormentas,
¡rogadle por nosotros!

Doctores, cuyas plumas nos legaron
de virtud y saber, rico tesoro,
al que es caudal de ciencia inextinguible,
¡rogadle por nosotros!

¡Soldados del ejército de Cristo!
¡Santos y Santas todos!
Rogadle que perdone nuestras culpas
¡a aquel que vive y reina entre vosotros!
(Gustavo Adolfo Bécquer, Rima XCIV)


La Rima XCIV del Gustavo Adolfo Bécquer, que la iglesia ha adoptado como himno litúrgico del oficio de laudes en la solemnidad de Todos los Santos y la fotografía de una procesión popular junto a la ermita de Tiermes introducen el capítulo tercero.

La Virgen y los santos son ahora los protagonistas, son la espiga que da fruto. Ellos nos iluminan el camino de la vida con su fe y su ciencia, su fortaleza y su paciencia, su generosidad y su oración, su sacrificio y su humildad. La devoción y la religiosidad popular han sembrado nuestras diócesis de iglesias, ermitas y santuarios dedicados a la Virgen y a los santos. Cada pueblo y cada comarca tienen sus lugares, generalmente apartados y bellos, donde se veneran imágenes de algún santo o de la Virgen.

El culto a los santos tiene su base natural en el carácter social del hombre, que se siente solidario con los que viven aquí, pero también con los que ya se fueron.

La fe del cristiano se apoya únicamente en Cristo resucitado, pero en los santos se venera a personas que destacaron por la perfección cristiana de sus vidas. La celebración de su fiesta coincide generalmente con el día de su muerte, que es el día de su nacimiento para el cielo. Esa celebración anual ayuda a recordar, estimar e intentar imitar los valores y virtudes que ellos encarnaron.

Al ser tan amplia la lita de los santos y de las celebraciones del año litúrgico en este capítulo hay una selección de obras: unas representan misterios de la Vida de la Virgen, el resto son imágenes de santos, unos por su veneración en la piedad popular y otros porque encarnan de forma heroica las virtudes cristianas.

El color elegido para este capítulo recuerda la primavera soriana, que es el tiempo en el que ser forma la espiga.




Capítulo 4: Bajo el Signo de la Cruz



"El Reino de Dios se parece a un hombre que echa simiente en la tierra. Él duerme de noche y se levanta de mañana; la semilla germina y va creciendo sin que él sepa cómo. La tierra va produciendo la cosecha ella sola: primero los tallos, luego la espiga, después el grano. CUANDO EL GRANO ESTÁ A PUNTO, SE METE LA HOZ PORQUE HA LLEGADO LA SIEGA." (Mc 4, 26-29)


Dulce Señor, enamorado mío,
¿adónde vais con esa cruz pesada?
Volved el rostro a una alma lastimada
de que os pusiese tal su desvarío.

De sangre y llanto entre los dos un río
formemos hoy; y si a la vuestra agrada,
partamos el dolor, y la jornada,
que de morir por Vos, en Vos confío.

Ay, divino Señor del alma mía!
No permitáis que otro nuevo esposo
me reconozca suya en este día;
bajad de vuestros cielos amoroso,
y si merece quien con Vos porfía,
dadme estos brazos, soberano Esposo.
(Tirso de Molina. La joya de las montañas, II, 7)


La veneración de la Virgen o la devoción a determinados santos hace al hombre crecer en humanidad; pero es Cristo quien revela el misterio del hombre al hombre; por eso, en este capítulo se presenta la fe en Cristo que ha muerto para salvarnos.

La vida ha sido dura en muchos momentos y por muchas razones para las gentes de esta tierra: destierros, invasiones, guerras, epidemias, hambre, dureza del clima, falta de recursos, emigración... Cristos, cruces parroquiales, y escenas de la Pasión de Cristo recuerdan un misterio central de nuestra fe que da sentido al camino de espinas que es la vida y nos permite conocer mejor el paisaje interior de virtudes y valores que han habitado el alma de nuestros mayores.

La centralidad de la fe en Cristo se manifiesta también en la variedad y sentido de sus advocaciones, que por un lado son manifestación de fe y por otra expresan lo que reciben de él. En una representación fotográfica vemos algunos de estos títulos dados a Cristo en la diócesis de Osma-Soria al tiempo que contemplamos sus templos en el paisaje al lado de la gente.



La imagen del campo recién segado nos recuerda con el salmo que la tierra ha dado su fruto y que nos bendice el Señor nuestro Dios. Las promesas se han cumplido en Cristo, Él es el grano sembrado en la tierra que muere para dar fruto.

El color elegido para este capítulo es el del estío, el color del verano en los campos de Soria, color de la mies recién segada.




Capítulo 5: Caminando en Esperanza



"Yo, Juan, vi un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer cielo y la primera tierra han pasado y el mar ya no existe. Vi la ciudad santa, la nueva Jerusalén, que descendía del cielo, enviada por Dios, arreglada como una novia que se adorna para su esposo. Y escuché una voz potente que decía desde el trono: "Esta es la morada de Dios con los hombres: acampará entre ellos. Ellos serán su pueblo y Dios estará con ellos. Enjugará las lágrimas de sus ojos. Ya no habrá muerte, ni luto, ni llanto, ni dolor. Porque el primer mundo ha pasado". Y el que estaba sentado en el trono dijo "Ahora hago el universo nuevo". (Ap 21, 1-5).
Era en Numancia, al tiempo que declina
la tarde del agosto augusto y lento,
Numancia del silencio y de la ruina,
alma de libertad, trono del viento.
La luz se hacía por momentos mina
de transparencia y desvanecimiento,
diafanidad de ausencia vespertina,
esperanza, esperanza del portento.
Súbito ¿dónde? un pájaro sin lira,
sin rama, sin atril, canta, delira,
flota en la cima de su fiebre aguda.
Vivo latir de Dios nos goteaba,
risa y charla de Dios, libre y desnuda.
Y el pájaro, sabiéndolo, cantaba.

(Gerardo Diego, Revelación)
Nave que surca los mares,
y que empuja el vendaval,
y que acaricia la espuma,
de los hombres es la vida;
su puerto, la eternidad.

(Gustavo Adolfo Bécquer,
Rima XCVII)Dice la esperanza: Un día
la verás, si bien esperas.
Dice la desesperanza:
Sólo tu amargura es ella.
Late, corazón... No todo
se lo ha tragado la tierra.

(Antonio Machado, Dice la esperanza)



Tanto el mensaje cristiano, como quizá la necesidad social más profunda del hombre pueden hacerse coincidir en la palabra "esperanza". En el orden social vivir con esperanza es necesario para favorecer la autoestima y el esfuerzo, sobre todo cuando en Soria y en amplias zonas de Castilla o de España hay realidades que en el pasado gozaron de esplendor y ahora parecen agotarse y agonizar sin remedio.

Como virtud teologal la esperanza permite afrontar el presente, por duro que sea, con confianza porque asegura al hombre una meta tan grande que justifica cualquier esfuerzo. El evangelio ofrece esa esperanza porque sus páginas no son sólo información histórica de hechos que han sucedido; el evangelio es Buena noticia, un mensaje que cambia la vida, porque Jesús ha abierto la puerta oscura del tiempo y la ha traspasado, ha ido más allá inaugurando una vida nueva, una vida plena para todos los hombre.

El texto de Ap. 21, 1-5, junto a una gran foto de Numancia y poemas inspirados en situaciones personales muy distintas de grandes poetas vinculados a Soria (Gustavo Adolfo Bécquer y Antonio Machado) son una metáfora de esperanza. Más allá de las ruinas, más allá del dolor por la muerte de un ser querido, más allá del horizonte del hombre, hay un cielo limpio que alienta la esperanza de la futura ciudad nueva, anunciada en el texto apocalíptico.

El color oro, asociado frecuentemente a la divinidad, es el escogido para este último capítulo.





Cofradia La Piedad-Las Edades del Hombre 











Recorrido por varias ciudades de Castilla y León con motivo de la exposición Las Edades del Hombre, Yo Camino, 2007. Viaje realizado por integrantes de esta cofradía.




Ciudad Rodrigo acoge la XIII ed. de las Edades del Hombre 









Las Edades del Hombre se han convertido en un referente del legado cultural y turístico de Castilla y León y su aportación ha sido reconocida tanto a nivel nacional como internacional.
Esta vez ha sido Ciudad Rodrigo la encargada de acogerla.





Las Edades del Hombre en Medina de Rioseco 

 










La iglesia de Santiago de los Caballeros de Medina de Rioseco (Valladolid) acoge la muestra Passio, una nueva edición de Las Edades del Hombre, con 55 obras que abarcan desde la época del románico hasta el siglo XX. La muestra se completa con otra sede en Medina del Campo.


















3 de Mayo de 2011. Medina de Rioseco-Medina del Campo. Inauguración oficial de la exposición de la Fundación de las Edades del Hombre "Passio".

















El 11 de Noviembre de 2010, en el marco de la VII edición de la Bienal AR&PA (Restauración y Gestión del Patrimonio), la Fundación Las Edades del Hombre, presentaron el cartel de la exposición PASSIO, que tendrá lugar en Medina del Campo y Medina de Rioseco en 2011.


















2 de Mayo de 2011. Medina de Rioseco-Medina del Campo (Valladolid). Presentación a los medios de comunicación de la exposición "Passio" organizada por la Fundación Edades del Hombre.




 Las Edades del Hombre en Medina del Campo





























Medina del Campo (Valladolid), 3 may (EFE).-

Nueve siglos de historia, los que median entre finales del XII y los albores de este XXI, abarca el periplo cronológico donde la Iglesia, a través del arte sacro, ha situado una nueva exposición de Las Edades del Hombre que mañana abre sus puertas en Medina de Rioseco y Medina del Campo.

Ambos municipios vallisoletanos- respectivamente la Ciudad de los Almirantes y la Villa de las Ferias- albergan "las dos partes de una misma exposición" que, con el lema "Passio", se extenderá hasta el próximo mes de diciembre para explicar el misterio de la Pasión, Muerte y Resurrección del Hijo de Dios.




Iglesia de Santiago de los Caballeros (Medina de Rioseco) e Iglesia de Santiago el Real (Medina del Campo)



La exposición Passio muestra en esta sede de Medina de Rioseco obras artísticas con representaciones de los momentos más destacados de la Pasión de Cristo, desde la Última Cena hasta su sepultura, recorrido que finaliza y se esclarece en la luz de la Resurrección.

Su contenido se expone desde una perspectiva cronológica, conforme a los relatos evangélicos y otras creencias asumidas secularmente por la piedad de los fieles.


Disponed vuestros corazones al dolor y a compasión: prepa-
raos a lástimas, y lamentos, y tristezas: soltad las lágrimas de 
los ojos, y la voz a lso suspiros: moved el ánimo a compasión.

Santa Catalina de Siena


Cristo Anónimo. Leticia Pérez / ICAL

'Cristo crucificado' de Juan de Juni. Leticia Pérez / ICAL

'Cristo atado a la columna' de Sebastián Ducete. Leticia Pérez / ICAL

Oración del Huerto. Andres Solanes. 1628. Madera policromada. Iglesia parroquial de Santa María Magdalena. Valladolid

'La última cena', de Vela Zanetti.Leticia Pérez / ICAL

'Cristo de los Corrales de Buelna' de Victorio Macho. Leticia Pérez / ICAL

'Camino del Calvario' de Juan Ortiz el Viejo. Leticia Pérez / ICAL


La exposición Passio muestra en esta sede de Medina del Campo la Pasión de Cristo de modo temático, a través de cinco capítulos en la que es abordada desde diversas perspectivas, incluyendo una referencia a la buena nueva de la Resurrección.

El recorrido está basado en los textos biblicos y en la vivencia que la iglesia Católica ha tenido y tiene de ella en las celebraciones litúrgicas y sacramentales y en las manifestaciones piadosas populares.

Mirale con atención y esfuérzate por moverte a compasión y 
piedad; mirale atentamente y considera cómo va encorvado
bajo la cruz y respirando angustiadamente.

San Buenaventura


ECCE HOMO

El vocablo hebreo "adán" significa "hombre". Adán es el hombre viejo, responsable del drama genesíaco que romnpió la armonía original del  paraíso. Siendo creatura, quiso igualarse al Creador. Su desobediencia nos introdujo en el ámbito del pecado. Y desde el árbol del conocimiento del bien y el mal nos ofreció su peor fruto: la muerte.

Cristo es el  nuevo Adán, el honbre nuevo. El autor de la nueva creación. Siendo Dios, se hizo hombre. Su obediencia a los designios del Padre nos ha obtenido la salvación. Y desde el leño de la cruz nos ha ofrecido el mejor de sus frutos: la vida eterna.

Ecce Homo, He aquí al Hombre. El misterio de la vida humana ya puede ser esclarecido a la luz del misterio de Cristo, el hombre nuevo.



'Adán después del pecado' de Eduardo Barrón. Leticia Pérez / ICAL



AGNUS DEI 

Agnus Dei hace referencia a la expresión de Juan Bautista, cuando señaló a Jesús diciendo: Este es el cordero de Dios que quita el pecado del mundo.

La imagen del cordero evoca el cuarto canto del Siervo del Señor profetizado en el libro Isaias: Maltratado, voluntariamente se humillaba..., como cordero llevado al matadero, como oveja ante el esquilador, enmudecía y no abría la boca.

Cristo es el buen pastor que da la vida por las ovejas. Él es el inocente, manso y humilde cordero inmolado. Él es el justo injustamente ajusticiado. Él es el varón de dolores.



'Ecce Home' de Alejo de Vahía. Leticia Pérez / ICAL

'Cristo del Perdón' de Luis Salvador Carmona. Leticia Pérez / ICAL

  
'Cristo atado a la columna' de Juan de Juanes. Leticia Pérez / ICAL

'Cristo Crucificado', 'Virgen Dolorosa' y 'San Juan' de Gregorio Fernández. Leticia Pérez / ICAL


 'Ecce Homo' de Alonso Berruguete. Leticia Pérez / ICAL


 'Ecce Homo' de Juan de Juni. Leticia Pérez / ICAL

  'Cristo atado a la columna' de Diego Siloe. Leticia Pérez / ICAL

 'Cabeza de Cristo, nº2 'Románica' de Venancio Blanco.Leticia Pérez / ICAL




 DULCE LIGNUM

¡Oh, cruz fiel..., dulce leño! La expresión está contenida en el himno que se canta durante la adoración de la cruz, en la celebración de la Pasión del Señor, el día de Viernes Santo.

Por la victoria pascual de Cristo, su cruz ha dejado de ser sólo un instrumento de muerte e ignominia para convertirse también en signo glorioso de salvación y de vida.

En la cruz se nos descubre el amor ilimitado de Dios por los hombres, por ella nos identificamos como cristianos: en medio del mundo, abrazados a ella nos vamos configurando con Cristo, conforme a su mandato evagélico: Si alguno quiere venir en pos de mí, que se niegue a sí mismo, tome su cruz cada día y me siga.




'Corona' de José Luis Alonso Coomonte y al fondo 'Cristo Crucificado' de Gregorio Fernández. Leticia Pérez / ICAL
Niño Jesús dormido. Anónimo. Siglo XVII. Castillo de Ampudia (Palencia)






Valladolid. Dos sedes para las Edades





'Cristo crucificado' de Juan de Juni
Medina de Rioseco

Leticia Pérez / ICAL


"Passio", en Medina de Rioseco y Medina del Campo
Por primera vez el proyecto religioso-cultural
se reparte entre dos localidades y entabla un
diálogo entre arte antiguo y contemporáneo

POR FÉLIX IGLESIAS                         

Desde 1988, con la primera edición en Valladolid, cerca de diez millones de personas han visitado las quince
exposiciones de Las Edades del Hombre, realizadas a iniciativa de las once diócesis de Castilla y León. Ahora emprende una nueva etapa tras pasar por los templos catedralicios castellanos y leoneses y recalar en ciudades como Amberes (Bélgica) o Nueva York.


'Corona' de José Luis Alonso Coomonte y al fondo 'Cristo Crucificado' de Gregorio Fernández 
Medina del Campo
Leticia Pérez / ICAL


La nueva exposición "Passio", comisariada por Óscar Robledo, presenta la novedad de repartir cerca de 200 obras de arte en dos sedes. Medina de Rioseco y Medina del Campo, ambas en la provincia de Valladolid, dos localidades con una gran riqueza patrimonial y artística, pues no en vano la primera es conocida como La Ciudad de los Almirantes y la segunda como la Villa de las Ferias, en referencia a su vínculo con la empresa transoceánica en las Américas y el haber sido una de las más importantes ferias comerciales de la Europa de los siglos XV y XVI, respectivamente.

"Passio" presenta como nota de distinción la comunión entre obras antiguas y contemporáneas, un diálogo de nueve siglos entre el XII y el presente, como ya se hiciese en Salamanca, 1993. Con ello se logra un vivo intercambio entre la expresión plástica sobre el hecho religioso por parte de autores de la calidad de Gregorio Fernández, Juan de Juni, Alejo de Vahia, Pedro de Mena o Alonso Berruguete con creadores de los siglos XX y XXI como Antonio Saura, Venancio Blanco, José Gutiérrez Solana, José Luis Alonso Coomonte o Baltasar Lobo. La muestra se completa con documentos, objetos litúrgicos, partituras..., todo en relación con la Pasión de Jesucristo.

Capítulo especial merecen los dos templos que albergan la exposición, habilitados para la ocasión. En Medina de Rioseco, la iglesia de Santiago de los Caballeros y en Medina del Campo, la iglesia de Santiago El Real, que establecen un estrecho vínculo con los objetos artísticos y documentales.

Ambos municipios ofrecen un gran patrimonio monumental.



Inauguración Monacatus



Presentación Monacatus a los medios








En la tarde del lunes 21 de mayo de 2012 se presentó a los medios de comunicación la exposición de la Fundación Edades del Hombre, "Monacatus". Su comisario Agustín Lázaro López acompañó a los periodistas en la primera visita guiada a través de los seis capítulos que componen está exposición con la que se quiere condensar la realidad histórica del monacato en la Iglesia Católica en el territorio de Castilla y León y en los diversos carismas de vida consagrada monástica, un don del espíritu Santo para la comunidad eclesial y para la sociedad humana de ayer y hoy.




Presentación Monacatus






El 2 de marzo de 2012, la Fundación Las Edades del Hombre, ha presentado la exposición MONACATUS, que tendrá lugar en el Monasterio de San Salvador en Oña (Burgos) en 2012.
La presentación contó con la participación de Mons. Francisco Gil Hellín, Arzobispo de Burgos, D. Gonzalo Jiménez Sánchez, Secretario General de la Fundación Las Edades del Hombre, D. Agustín Lázaro López, Comisario de la exposición MONACATUS y Dña. Alicia García Rodríguez, Consejera de Cultura y Turismo de la Junta de Castilla y León y D. Enrique Sáiz Martín, Director General de Patrimonio Cultural de la Junta de Castilla y León.
El 11 de mayo de 2010, la Fundación Las Edades del Hombre y la Junta de Castilla y León, suscribieron un convenio para seguir trabajando unidos por la conservación, restauración y difusión del patrimonio de la Comunidad. Se abrió, de este modo, una nueva etapa con un programa expositivo y formativo cerrado hasta el próximo 2014.
Las localidades vallisoletanas de Medina del Campo y Medina de Rioseco, acogieron la primera muestra de esta nueva etapa celebrada durante el 2011 bajo el título de Passio, alcanzando la cifra de 448.229 visitantes.
En 2012, será la villa de Oña, situada en el nordeste de la provincia de Burgos, quien acoja la próxima edición. Oña es un conjunto de gran riqueza natural e histórico artística donde el viajero puede descubrir su glorioso pasado histórico. Un lugar que mantiene una especial tradición con el nacimiento de Castilla.



 Bienvenido/a a la Visita Virtual de Monacatus en el Monasterio de San Salvador de Oña



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Credo - Inauguración






21-5-2013 - La infanta Elena, junto al presidente de la Junta de Castilla y León y los Obispos de las Diócesis de Castilla y León ha inaugurado oficialmente la decimoctava edición de Las Edades del Hombre, coincidiendo con la celebración de los 25 años de la primera exposición que se celebró en Valladolid y de la constitución de la Fundación que lleva su nombre. Durante este tiempo han sido más de 4.000 lo edificios, pinturas, esculturas, piezas de orfebrería, piezas musicales o documentos atendidos y enseñados.

La exposición 'Credo' se organiza en cuatro edificios de la localidad de Arévalo: la Casa de los Sexmos, que se convierte en centro de recepción de visitantes y en un punto de información turística tanto de Arévalo como de la comarca de La Moraña, y las iglesias de Santa María, San Martín y El Salvador donde se articulan un preámbulo denominado 'Creo' y tres capítulos cuyos títulos son 'Creo en Dios', 'Creo en Jesucristo' y 'Creo en el Espíritu Santo'. 

En 'Credo' se exponen un total de 92 piezas en las que se encuentran nombres como Goya, El Greco, Gregorio Fernández, Juan de Juni, Pedro Berruguete, Alejo de Bahía o Luis Salvador Carmona. Junto a ellos, obras de artistas contemporáneos como Venancio Blanco, Antonio Oteiza, Daniel Quintero, Carmen Laffón, Juan Bordes, Pablo Gargayo o Eduardo Palacios, autor del cartel de 'Credo'. 

'Credo' será una oportunidad para poner en valor el patrimonio cultural. El recorrido entre sedes se llevará a cabo a partir de un itinerario urbano señalizado que resaltará los mejores rincones de Arévalo. Para guiar el recorrido entre los templos, se plantean por las calles de Arévalo 19 paneles. 

Por primera vez, y gracias a la colaboración entre la ONCE y la Consejería de Cultura y Turismo, Las Edades del Hombre contarán en Arévalo con una muestra totalmente accesible para personas ciegas o con deficiencias visuales. Para ello, tras un estudio del circuito expositivo, se han conseguido avances en accesibilidad como la señalización de las obras en sistema braille, la disponibilidad de folleto informativo de la exposición en sistema braille, o la disponibilidad de audio-guías con contenido adecuado a las explicaciones necesarias para personas ciegas o con deficiencias visuales. 

Se cumple el 25 aniversario de la creación de la Fundación Las Edades del Hombre y de la primera exposición que se realizó en Valladolid. 25 años de un gran proyecto cultural y 17 exposiciones, 18 con 'Credo', que han superado los 10 millones de visitantes. 

Han sido 25 años construyendo identidad a través de las Edades del Hombre, una propuesta de un nuevo concepto del patrimonio y de los bienes culturales que supera la idea misma de colección o pieza museística al uso, basada en categorías artísticas, autores o periodos, para centrarse en el mismo hecho artístico, cultural y patrimonial, donde el impacto estético, el valor icónico, el mensaje y el relato cobran todo el protagonismo. Y todo esto durante un tiempo concreto y limitado, el de una exposición temporal, lo que ha conseguido multiplicar el atractivo y el poder de convocatoria social y turística de unos bienes artísticos. 

Desde 1987 han sido más de 4.000 los edificios, pinturas, esculturas, piezas de orfebrería, piezas musicales o documentos atendidos y enseñados. De ellos, más de 1.800 han sido objeto de restauración por parte de la Junta de Castilla y León y de la Fundación Edades del Hombre.




Credo - Presentación Medios de Comunicación



20-5-2013 -Las Edades del Hombre, en el año que se conmemora su 25º aniversario y coincidiendo con el Año de la Fe, celebra una nueva edición en Arévalo (Ávila) con sede en la Iglesia de Santa María, la Iglesia de San Martín y la Iglesia de El Salvador.

La exposición, que lleva por título CREDO, cuenta con el patrocinio del Pontificium Consilium de Cultura, y es un recorrido plástico sobre el camino de la fe cristiana, estructurado en un preámbulo (Creo) y 3 capítulos (Creo en Dios, Creo en Jesucristo y Creo en el Espíritu Santo).