martes, 21 de junio de 2011

… y por fin, el Obradoiro

El origen del Monasterio de San Martín Pinario, se remonta a la época del hallazgo de los restos del Apóstol, cuando un grupo de monjes benedictinos se instaló en un terreno al que llamaron Pignario, por los pinos que allí había, cercano a la Capilla de la Corticela, la cual usaban para sus oficios. Fue uno de los tres grupos religiosos encargados de custodiar el sepulcro de Santiago.

En el año 899, se inició la construcción del convento primitivo, promovida por el Obispo Sisnando I, que lo puso bajo la advocación de San Martín de Tours. En el s.XII, fue sustituido por uno nuevo, consagrado por Diego Gelmírez.

En el s.XVI comienzan las obras que le darán el aspecto actual, causantes de serios conflictos con el Cabildo de la Catedral, el cual temía que aquella magnífica construcción restara protagonismo a su edificio. Así, a partir de entonces, alcanzará su máximo esplendor, convirtiéndose en el más rico y poderoso monasterio de Galicia, hasta que, en el s.XIX, la desamortización de Mendizábal trajo la exclaustración de sus miembros. Actualmente alberga el Seminario Mayor.

Dejando el monasterio a nuestra derecha, un pequeño túnel, muy solicitado por los músicos que amenizan las calles de Santiago, nos llevará a uno de los lugares más deseados y visitados del mundo: la Plaza del Obradoiro.

Ante nosotros, un colosal edificio neoclásico de aire francés: el Palacio de Raxoi. Construido por el Arzobispo Raxoi en el s.XVIII, en el lugar donde estaba la cárcel de la villa, para ser utilizado como escuela del coro infantil de la Catedral y seminario de confesores. Pero la obra trajo polémica…