sábado, 4 de junio de 2011

Atardeceres del Alma

Para el gran público la pintura de Munch está muy asociada con su célebre El grito y las obras que pintó en torno a la desesperación y el desgarro del alma humana, aunque en la carrera artística del pintor noruego hay cuadros muy luminosos en los que el juego de la luz permite crear atmósferas de gran intimismo. Es el caso de esta hermosa pintura con la que Munich juega con los planos horizontal y vertical que dan mayor fuerza al contraste de la luz con la camisa de la joven y el vaso de evanescente transparencia que está situado cerca de ella. Munich pintó en un atardecer a la joven con las manos entrelazadas y la mirada perdida, sentada en un extremo de la cama con el fin de resaltar un sentimiento de soledad. Con ello, logró dar a su figura una atmósfera de dulce pesimismo. Hace un tiempo me dieron a leer un poema sobre la soledad que dice así: «La soledad del alma es/ Reír; cuando todos lloran/ Llorar; cuando todos ríen/ Reír; sintiendo pena/ Llorar; con nuestros propios poemas». Este poema describe con gran precisión la insoportable sensación de los que experimentan la amargura de la soledad, del dolor interior que atenaza el alma. A lo largo de nuestra vida son muchas nuestras caídas, los momentos de flaqueza, las crisis espirituales y humanas debidas a la ausencia de una mirada de cariño o un gesto de ayuda, a la indiferencia de nuestro entorno, a la rutina, a la falta de eficacia, a la crisis de identidad, al divorcio o la separación de un matrimonio, a la enfermedad, a los problemas económicos o a las dificultades del ambiente. Pero ante todas estas dificultades que parecen imposibles de remontar, no podemos lamentarnos o postrarnos. Ofrezcamos el sufrimiento al Señor, pidámosle que nos ayude en la lucha contra la apatía y la tristeza del vacío y de la superficialidad; que nos de fuerzas para afrontar este combate espiritual que doblegue la desesperanza y la desilusión. La actitud de un verdadero hijo de Dios no radica en resignarse ante una trágica desventura, sino en buscar soluciones para lanzarse por todos los caminos de la vida.












ORACIÓN:

Dios todopoderoso, ayúdame a aceptar con paciencia y alegría las adversidades de cada día. Por tu bondad infinita, por tu amor y poder, bajo tu amparo y tu guía, hazme ser fuerte ante los sufrimientos que me vengan.