domingo, 17 de octubre de 2010

Orar siempre, sin desanimarse

Las lecturas de este domingo XXIX del tiempo ordinario nos hablan de la oración, pues:

La primera lectura presenta un modo de oración de Moisés, en la cima del monte, con las manos levantadas y con el bastón maravilloso en la mano, para que Dios les acompañe en la batalla.

El evangelio dice: "Para explicar cómo tenían que orar siempre sin desanimarse..." y cuenta la parábola de la viuda insistente.

"Orar es hablar con quien sabemos nos ama" (Teresa de Jesús).

"Para mí la oración es un impulso del corazón, una sencilla mirada lanzada hacia el cielo, un grito de reconocimiento y de amor tanto dentro de la prueba como desde dentro de la alegría" (Teresa del Niño Jesús).

"La oración es la elevación del alma a Dios o la petición a Dios de bienes convenientes" (San Juan Damasceno).

Jesús ora

Jesús aprendió a orar conforme a su corazón de hombre. Lo hizo de su Madre, de su pueblo, en la sinagoga, en el templo.

Jesús ora antes de los momentos decisivos de su misión: antes de que el Padre dé testimonio de él en el bautismo y en la transfiguración, antes de la pasión, antes de elegir a los Doce, para que la fe de los apóstoles no desfallezca en la tentación.

Los evangelistas han conservado las dos oraciones más explícitas durante su ministerio: en la primera Jesús confiesa al Padre, le da gracias, lo bendice, porque ha escondido los misterios del Reino a los que se creen sabios y las ha revelado a los "pequeños"(Mt11, 25-27). La segunda oración es narrada por San Juan (11, 41-42) en el pasaje de la resurrección de Lázaro: "Padre, yo te doy gracias por haberme escuchado".

Mención especial merece la oración sacerdotal (Jn17) que muestra el carácter continuo de oración que es la vida de Jesús y que contiene todo lo que Jesús nos enseña en la oración del Padre Nuestro.

Cuando llega el momento de entregarse para cumplir el plan amoroso del Padre se ve su plegaria filial, desde "Padre que no se cumpla mi voluntad sino la tuya" a las palabras que dijo en la cruz.

Jesús enseña a orar

En el Sermón de la montaña Jesús insiste en la conversión del corazón: la reconciliación con el hermano antes de presentar una ofrenda sobre el altar; el amor a los enemigos y la oración por los perseguidores; orar al Padre en lo secreto; perdonar desde el fondo del corazón al orar. Decidido así el corazón a convertirse, aprende a orar en la fe, a hacer la voluntad del Padre.

San Lucas nos ha transmitido las tres parábolas sobre la oración:

"El amigo inoportuno" (11, 5-13) invita a una oración insistente: "Llamad y se os abrirá". Al que ora a sí el Padre del cielo "le dará todo lo que necesite" y sobre todo el Espíritu Santo que contiene todos los dones.

"La viuda importuna" (18, 1-8), que es la que escuchamos en el evangelio, que está centrada en una de las cualidades de la oración: es necesario orar siempre, sin cansarse, con la paciencia de la fe.

"El fariseo y el publicano" (18, 9-14), se refiere a la humildad del corazón que ora. "Oh Dios, ten compasión de mi que soy pecador".

¡Qué volvamos a descubrir el valor y la importancia de la oración en nuestra vida!

Te dejo aquí una preciosa y bien interpretada (en inglés e italiano, traducido al español) oración. ¡Hermosa, dónde las haya hermosas!


































Comentario de Juan Segura para elcantarodesicar.com sobre el evangelio del domingo 17 de octubre de 2010.

























29º DOMINGO ORDINARIO. Pbro. Lic. José Luis Aguilera Cruz aguileracruz@yahoo.com.mx

"¿Habrá fe sobre la tierra?"

"ORAR SIEMPRE Y SIN DESFALLECER".

El pasaje que leemos hoy en el domingo 29 ordinario, habiendo celebrado la fiesta del descubrimiento de América, recordando nuestro doble origen: el español y el indígena, Jesús nos pone ante la necesidad de orar siempre y sin desfallecer, este es el objetivo de esta perícopa (fragmento), que se lee hoy en todos los templos católicos del mundo. Lc 18, 1-8, Jesús quiere que no veamos ni practiquemos la oración de manera esporádica, o rapidita, sino "siempre y sin desfallecer" éste desfallecer también se puede traducir sin "desanimarse" v. 1, la oración no es solamente para los allegados a la Iglesia, para ellos y también para todos los que nos decimos seguidores de Jesús, aunque en el tema de hoy se refiere a la oración de petición, la oración no solo es de petición también puede ser de alabanza, de perdón, pero se ha de hacer siempre y sin desfallecer.

"UN JUEZ QUE NO TEMÍA A DIOS".

Jesús habla con toda libertad, no se muerde la lengua para denunciar situaciones negativas que afectaban la vida de sus contemporáneos, y que afectan nuestra vida. Se trata de la existencia de jueces que no temen a Dios ¿será solamente cuento de Jesús? ¿O es que en realidad existe la posibilidad de que existan personas injustas que no temen a Dios? El documento de los obispos de México "Que en Cristo nuestra paz, México tenga vida digna" dice en el No. 204: "Un elemento importante de la educación para la paz es educar para la legalidad: las leyes legítimas y justas deben cumplirse. Ésta es la base y el presupuesto de la convivencia civil. La violación de las leyes lleva a una situación de ilegalidad, provoca roces y contraposiciones, que tienen repercusiones negativas duraderas en la vida social".

"PARA QUE NO ME SIGA MOLESTANDO".

Es triste que la justicia se haga "para que no siga molestando" v. 5, como quien debe impartir justicia no la ejecuta, la viuda causa molestia para que se le haga justicia, y el juez cae en este jueguito, no se hace justicia por la justicia sino por la molestia, una vez lloraba un hombre porque estaba arrepentido de que había engañado a su esposa, pero estaba arrepentido porque ella se dio cuenta y esto provocó que la familia se deshiciera, aquel hombre lloraba arrepentido, pero mientras la esposa no lo "cachaba" estaba feliz, otro que quiere hacer justicia para que no se le siga molestando ¿no será que algo de eso tenemos nosotros también que actuamos no por convencimiento sino para que no nos molesten? Creo que el Señor Jesús habla hoy a los jueces, sacerdotes, padres de familia, a todos, para que actuemos movidos por el bien y no por las molestias que vengan.

"¿ACASO DIOS NO HARÁ JUSTICIA?".

Si en esta tierra no hay justicia, vendrá el rey justo, porque él si escucha "y hará justicia a sus elegidos, que claman a él día y noche" v. 7, la primera justicia que Dios espera de nosotros es que escuchemos el clamor del necesitado, el padre de familia debe escuchar a sus hijos a su pareja, el sacerdote debe escuchar a sus fieles, a los cercanos y a los alejados, porque no fue enviado solo para unos, sino para todos, y los jueces deben escuchar tanto a unos como a otros porque de lo contrario tiene el peligro de ser justo con unos e injusto con otros. Nosotros tenemos un Dios que escucha a los suyos, que oye el clamor de sus hijos, y descubre el corazón de cada uno de ellos. Por eso podemos comunicarnos con él "siempre y sin desfallecer".




































Día Mundial para la Erradicación de la Pobreza 2010.