FRANCISCO GIL HELLÍN (Arzobispo de Burgos)
El próximo sábado, 12 de febrero, tendrá lugar en nuestra Catedral, a las cinco de la tarde, una Misa de Acción de gracias del nuevo instituto religioso Iesu Communio. El arzobispo de Burgos Francisco Gil Hellín tendrá el gusto de concelebrarla junto con el señor Nuncio de su Santidad en España, con algún otro obispo y no pocos sacerdotes. Se trata de dar gracias a Dios por el reconocimiento oficial de un nuevo carisma que el Espíritu Santo ha suscitado para el bien de la Iglesia. Es más que obligado dar gracias a Dios, por el reconocimiento oficial de la Iglesia. Por otra parte, nuestra diócesis, que ha tenido el privilegio de ser el ámbito en el que esto ha tenido lugar y en el que ha nacido, es lógico que quiera unirse a la acción de gracias al Señor.
El nuevo Instituto es de carácter contemplativo, no activo, y femenino. Es decir, sus miembros son religiosas y se dedican,, primordialmente, a la oración y a la penitencia, y viven en comunidad. Son también de clausura, si bien ésta no es papal sino según las Constituciones del nuevo Instituto. Por este motivo, no viven entre rejas y hacen apostolado en sus propios conventos.
Hasta ahora la gente las conocía como 'las Clarisas de Lerma', debido a que tanto la madre Verónica, que es la fundadora, y la mayoría de las demás hermanas proceden del monasterio de Lerma. De ahora en adelante deberemos llamarlas por su nombre y tener presente que no son monjas clarisas sino religiosas de Iesu Communio.
El nuevo Instituto es un fenómeno que llama la atención. No es frecuente ni normal que, en un momento de escasez vocacional religiosa en Españá y en Europa, florezcan comunidades llenas de religiosas y que éstas sean en su mayoría jóvenes y universitarias. De hecho, en este momento se aproximan a dos centenares y hay un número importante de chicas que desean ingresar.
El nuevo Instituto no es una refundación o una adaptación del carisma de las monjas Clarisas. Este carisma clariano no necesita ningún aggiornamento para seguir dando abundantísimos frutos de santidad en la Iglesia. Iesu Communio es otra cosa, una realidad nueva. A la hora de comprenderlo, lo más oportuno es inscribirlo en la acción permanente que el Espíritu Santo realiza en la Iglesia. Él, sin negar lo que anteriormente se ha mostrado fecundo y rico en santidad, suscita nuevos modos con los que responder a las nuevas necesidades y sensibilidades del mundo y de la Iglesia. Por eso, Iesu Communio es una célula nueva que nace en el tejido del cuerpo eclesial, uniéndose a las demás células y formando con ellas un solo cuerpo, aunque cumpliendo su misión propia y específica.
El nuevo Instituto es una planta que acaba de nacer. Es verdad que el modo ded vida que ahora ha aprobado la Santa Sede lo venían viviendo desde hace bastantes años. Pero esto no obsta para ver en él una planta que es todavía muy tierna y necesita del cariño y de la oración de todos los que nos sentimos hijos de la Iglesia. Si ésta es un Cuerpo, en el que la vitalidad de cada miembro repercute en los demás y se beneficia de ellos, nada más lógico ni coherente que estas religiosas pidan y se sacrifiquen por nosotros y nosotros les paguemos con la misma moneda. En última instancia, lo que importa es que Dios sea cada vez más conocido y amado y que los miembros de la Iglesia seamos cada vez mejores y más apostólicos.
Volviendo al punto de partida, quizás alguno de los que lean estas líneas se pregunte si puede participar en la misa de acción de gracias del próximo 12 en la Catedral. Efectivamente, pueden asociarse cuantos fieles deseen participar y cuantos sacerdotes quieran concelebrar. Como Pastor de la diócesis invito a todos los diocesanos y les pido una oración por las religiosas de Iesu Communio.
El próximo sábado, 12 de febrero, tendrá lugar en nuestra Catedral, a las cinco de la tarde, una Misa de Acción de gracias del nuevo instituto religioso Iesu Communio. El arzobispo de Burgos Francisco Gil Hellín tendrá el gusto de concelebrarla junto con el señor Nuncio de su Santidad en España, con algún otro obispo y no pocos sacerdotes. Se trata de dar gracias a Dios por el reconocimiento oficial de un nuevo carisma que el Espíritu Santo ha suscitado para el bien de la Iglesia. Es más que obligado dar gracias a Dios, por el reconocimiento oficial de la Iglesia. Por otra parte, nuestra diócesis, que ha tenido el privilegio de ser el ámbito en el que esto ha tenido lugar y en el que ha nacido, es lógico que quiera unirse a la acción de gracias al Señor.
El nuevo Instituto es de carácter contemplativo, no activo, y femenino. Es decir, sus miembros son religiosas y se dedican,, primordialmente, a la oración y a la penitencia, y viven en comunidad. Son también de clausura, si bien ésta no es papal sino según las Constituciones del nuevo Instituto. Por este motivo, no viven entre rejas y hacen apostolado en sus propios conventos.
Hasta ahora la gente las conocía como 'las Clarisas de Lerma', debido a que tanto la madre Verónica, que es la fundadora, y la mayoría de las demás hermanas proceden del monasterio de Lerma. De ahora en adelante deberemos llamarlas por su nombre y tener presente que no son monjas clarisas sino religiosas de Iesu Communio.
El nuevo Instituto es un fenómeno que llama la atención. No es frecuente ni normal que, en un momento de escasez vocacional religiosa en Españá y en Europa, florezcan comunidades llenas de religiosas y que éstas sean en su mayoría jóvenes y universitarias. De hecho, en este momento se aproximan a dos centenares y hay un número importante de chicas que desean ingresar.
El nuevo Instituto no es una refundación o una adaptación del carisma de las monjas Clarisas. Este carisma clariano no necesita ningún aggiornamento para seguir dando abundantísimos frutos de santidad en la Iglesia. Iesu Communio es otra cosa, una realidad nueva. A la hora de comprenderlo, lo más oportuno es inscribirlo en la acción permanente que el Espíritu Santo realiza en la Iglesia. Él, sin negar lo que anteriormente se ha mostrado fecundo y rico en santidad, suscita nuevos modos con los que responder a las nuevas necesidades y sensibilidades del mundo y de la Iglesia. Por eso, Iesu Communio es una célula nueva que nace en el tejido del cuerpo eclesial, uniéndose a las demás células y formando con ellas un solo cuerpo, aunque cumpliendo su misión propia y específica.
El nuevo Instituto es una planta que acaba de nacer. Es verdad que el modo ded vida que ahora ha aprobado la Santa Sede lo venían viviendo desde hace bastantes años. Pero esto no obsta para ver en él una planta que es todavía muy tierna y necesita del cariño y de la oración de todos los que nos sentimos hijos de la Iglesia. Si ésta es un Cuerpo, en el que la vitalidad de cada miembro repercute en los demás y se beneficia de ellos, nada más lógico ni coherente que estas religiosas pidan y se sacrifiquen por nosotros y nosotros les paguemos con la misma moneda. En última instancia, lo que importa es que Dios sea cada vez más conocido y amado y que los miembros de la Iglesia seamos cada vez mejores y más apostólicos.
Volviendo al punto de partida, quizás alguno de los que lean estas líneas se pregunte si puede participar en la misa de acción de gracias del próximo 12 en la Catedral. Efectivamente, pueden asociarse cuantos fieles deseen participar y cuantos sacerdotes quieran concelebrar. Como Pastor de la diócesis invito a todos los diocesanos y les pido una oración por las religiosas de Iesu Communio.
Cantada por Iesu Communio - La Aguilera (Burgos).
La Iglesia es mi Madre porque me ha dado la Vida,
es mi Madre porque hoy mismo me está dando a Cristo.
La Iglesia es mi Madre porque todo lo recibo de Ella,
es mi Madre porque es la que nos hace cristianos.
No cesa de sostenerme y, a poco que yo me deje hacer, me hace revivir.
Yo soy en la Iglesia, me abraza la Iglesia,
me anima la Iglesia, nunca estoy solo en la Iglesia.
Lo que doy a la Iglesia no es más que una ínfima restitución
sacada por entero del tesoro que Ella me ha entregado: Cristo.
Su Vida inmensa me envuelve y me desborda,
me ha precedido y me sobrevivirá.
No cesa de sostenerme y, a poco que yo me deje hacer, me hace revivir.
Me ofrezco en la Iglesia, me engendra la Iglesia,
me nutre la Iglesia, puedo ser yo en la Iglesia.
Y, si todavía en mí es frágil y temblorosa la vida,
en los creyentes la puedo contemplar
con toda la fuerza y la pureza de su pujanza.
Yo soy en la Iglesia, me abraza la Iglesia,
me anima la Iglesia, nunca estoy solo en la Iglesia
Yo crezco en la Iglesia, me engendra la Iglesia,
me nutre la Iglesia, puedo ser yo en la Iglesia.
La Iglesia es mi Madre porque me ha dado la Vida,
es mi Madre porque hoy mismo me está dando a Cristo.
La Iglesia es mi Madre porque todo lo recibo de Ella,
es mi Madre porque es la que nos hace cristianos.
No cesa de sostenerme y, a poco que yo me deje hacer, me hace revivir.
Yo soy en la Iglesia, me abraza la Iglesia,
me anima la Iglesia, nunca estoy solo en la Iglesia.
Lo que doy a la Iglesia no es más que una ínfima restitución
sacada por entero del tesoro que Ella me ha entregado: Cristo.
Su Vida inmensa me envuelve y me desborda,
me ha precedido y me sobrevivirá.
No cesa de sostenerme y, a poco que yo me deje hacer, me hace revivir.
Me ofrezco en la Iglesia, me engendra la Iglesia,
me nutre la Iglesia, puedo ser yo en la Iglesia.
Y, si todavía en mí es frágil y temblorosa la vida,
en los creyentes la puedo contemplar
con toda la fuerza y la pureza de su pujanza.
Yo soy en la Iglesia, me abraza la Iglesia,
me anima la Iglesia, nunca estoy solo en la Iglesia
Yo crezco en la Iglesia, me engendra la Iglesia,
me nutre la Iglesia, puedo ser yo en la Iglesia.