Trailer cinematográfico de la ópera prima de Christophe Barratier, un drama protagonizado por Gérard Jugnot, François Berléand, Kad Merad y Jean-Paul Bonnaire.
La pelicula empieza con una escena en el presente en la que dos antiguos compañeros del internado Fond-de-l'Étang se encuentran y recuerdan a través del diario del vigilante el año en que cambió sus vidas.
Gérard Mathieu es un profesor de música en paro que empieza a trabajar como vigilante en un internado-reformatorio de menores en 1949. El director del internado, Rachin, utiliza métodos muy represivos y apenas puede controlar a los rebeldes chicos.
Mathieu desde el principio no aprueba los métodos de Rachin y siente compasión por los chicos. Intenta acercarse a ellos y les encubre en varias ocasiones. De esta manera se da cuenta de que los chicos pueden encontrar una válvula de escape en la música. Así decide formar un coro y enseñarles a cantar. El coro cambiará a los niños, a los profesores pero no será aprobado por Rachin.
Esta película ha tenido un éxito impresionante en Francia donde 8,5 millones de espectadores la han visto ya. Está cosechando éxitos en Alemania y en Japón y España es el tercer país no francófono en el que se estrena. Es la representante francesa para los Oscars.
En Francia más que un éxito cinematográfico, se ha creado un fenómeno social a partir de esta película. Se están produciendo muchos debates sobre la educación, la música y la escuela de hoy en día.
El protagonista, Gérard Jugnot, es un conocido actor francés que se mete muy bien en el papel y hace que el personaje sea entrañable. Los demás profesores y particularmente el conserje del internado logran también muy buenas actuaciones.
Los chicos no son actores, en la rueda de prensa el director Christophe Barratier, cuenta cómo sólo el solista es realmente cantante y los demás salen de un casting entre niños de Auvernia, región deprimida económica y socialmente.
La película tiene algo de autobiografía puesto que el director vivió separado de sus padres y conoció a un exilado político español que le descubrió el mundo de la música y le enseñó a cantar. Está ambientada en 1949 porque era una época de posguerra en la que había muchos padres que habían muerto y muchos otros que estaban ausentes por diferentes razones, fenómeno que se repite hoy en día pero de distinta manera, padres ausentes por trabajo, por negocios, etc. Barratier apunta que si se hubiese ambientado en el 2004 los problemas habrían sido otros, como el racismo, la marginación, la economía y a él le interesaba más la pérdida de referencias, las inquietudes de los chicos que siguen vigentes hoy en día.
La banda sonora está compuesta por el director y por Bruno Coulais, un famoso compositor de cine. Escribieron las piezas que interpreta el coro conjuntamente y finalmente fue el director quien se hizo cargo de las letras, según dijo en la rueda de prensa, por falta de presupuesto.
Personalmente me ha gustado mucho la película porque no sólo es entretenida sino que nos ayuda a pensar en tiempos y en problemas que conviene que no olvidemos.
Gérard Mathieu es un profesor de música en paro que empieza a trabajar como vigilante en un internado-reformatorio de menores en 1949. El director del internado, Rachin, utiliza métodos muy represivos y apenas puede controlar a los rebeldes chicos.
Mathieu desde el principio no aprueba los métodos de Rachin y siente compasión por los chicos. Intenta acercarse a ellos y les encubre en varias ocasiones. De esta manera se da cuenta de que los chicos pueden encontrar una válvula de escape en la música. Así decide formar un coro y enseñarles a cantar. El coro cambiará a los niños, a los profesores pero no será aprobado por Rachin.
Esta película ha tenido un éxito impresionante en Francia donde 8,5 millones de espectadores la han visto ya. Está cosechando éxitos en Alemania y en Japón y España es el tercer país no francófono en el que se estrena. Es la representante francesa para los Oscars.
En Francia más que un éxito cinematográfico, se ha creado un fenómeno social a partir de esta película. Se están produciendo muchos debates sobre la educación, la música y la escuela de hoy en día.
El protagonista, Gérard Jugnot, es un conocido actor francés que se mete muy bien en el papel y hace que el personaje sea entrañable. Los demás profesores y particularmente el conserje del internado logran también muy buenas actuaciones.
Los chicos no son actores, en la rueda de prensa el director Christophe Barratier, cuenta cómo sólo el solista es realmente cantante y los demás salen de un casting entre niños de Auvernia, región deprimida económica y socialmente.
La película tiene algo de autobiografía puesto que el director vivió separado de sus padres y conoció a un exilado político español que le descubrió el mundo de la música y le enseñó a cantar. Está ambientada en 1949 porque era una época de posguerra en la que había muchos padres que habían muerto y muchos otros que estaban ausentes por diferentes razones, fenómeno que se repite hoy en día pero de distinta manera, padres ausentes por trabajo, por negocios, etc. Barratier apunta que si se hubiese ambientado en el 2004 los problemas habrían sido otros, como el racismo, la marginación, la economía y a él le interesaba más la pérdida de referencias, las inquietudes de los chicos que siguen vigentes hoy en día.
La banda sonora está compuesta por el director y por Bruno Coulais, un famoso compositor de cine. Escribieron las piezas que interpreta el coro conjuntamente y finalmente fue el director quien se hizo cargo de las letras, según dijo en la rueda de prensa, por falta de presupuesto.
Personalmente me ha gustado mucho la película porque no sólo es entretenida sino que nos ayuda a pensar en tiempos y en problemas que conviene que no olvidemos.