domingo, 8 de febrero de 2009

Vigilia Manos Unidas 2009





Este año centraremos nuestro trabajo en torno al primer Objetivo del Milenio: ERRADICAR LA POBREZA EXTREMA Y EL HAMBRE, bajo el lema "combatir el hambre, proyecto de todos" que apuesta por identificar las causas para eliminar sus terribles consecuencias. En manos de todos nosotros está el cambio y la erradicación de estas desigualdades y de acabar con ellas.



Un año más Manos Unidas quiere dar respuesta cristiana al sufrimiento actual y desea extender su brazo y su mano para prolongar las manos salvadoras de Dios que quiere llegar y salvar a los más olvidados y desheredados de la tierra.
En un mundo globalizado, Manos Unidas globaliza la solidaridad. Esta organización une sus manos con todas las manos que quieren ayudar a los más desfavorecidos para aliviar la pobreza y miseria de tantos seres humanos.
La pobreza y el hambre se dan la mano por la injusticia e insolidaridad en el mundo. Hoy existen recursos para resolver el problema de indigencia, incluso con un crecimiento de la población.
El Papa Benedicto XVI en el mensaje para la celebración de la jornada mundial de la paz del nuevo año 2009, ha descrito ampliamente la pobreza con sus implicaciones morales, destaca la pobreza y el hambre de los niños. Cuando la pobreza afecta a una familia, los niños son las victimas más vulnerables. Destaca el Papa la actual crisis alimentaria que pone en peligro la satisfacción de las necesidades básicas.

«Esta crisis se caracteriza no tanto por la insuficiencia de alimentos, sino por las dificultades para obtenerlos y por fenómenos especulativos y, por tanto, por la falta de un entramado de instituciones políticas y económicas capaces de afrontar las necesidades y emergencias. La malnutrición puede provocar también daños psicofísicos a la población, privando a las personas de la energía necesaria para salir, sin ayuda especial, de su estado de pobreza. Esto contribuye a ampliar la magnitud de las desigualdades, provocando reacciones que pueden llegar a ser violentas. Todos los datos sobre el crecimiento de la pobreza relativa en los últimos decenios indican un aumento de la diferencia entre ricos y pobres».

Que nadie muera de hambre por nuestra culpa. Vivamos los días de misericordia para ayudar siempre a nuestro prójimo en sus necesidades corporales y espirituales. Hoy nos contentamos en dar de comer al hambriento. La miseria humana atrae la compasión de Cristo Salvador que ha querido cargar sobre si e identificarse con los «más pequeños de sus hermanos, los oprimidos por el hambre, la pobreza o la miseria», son objeto de un amor de preferencia por parte de la Iglesia, que desde los orígenes y a pesar de los fallos de muchos de sus miembros, no ha cesado de trabajar para aliviarlos, defenderlos y liberarlos. Lo ha hecho mediante innumerables personas organizadas e instituciones que testimonian la caridad de Cristo como puede ser Manos Unidas.

Enhorabuena por celebrar 50 años de existencia en la diócesis de Segovia donde vivimos y hacemos memoria de lo que nunca podremos olvidar.