Comenzanos ahora nuestro recorrido, siguiendo la ruta que trae a los peregrinos del Camino Francés. Así, partimos de la Rúa dos Concheiros, barrio donde antiguamente estaban los puestos de este gremio de comerciantes, que llegaron a tener el monopolio de venta de las populares conchas de vieira, símbolo del peregrino.
A la izquierda, un “un cruceiro” nos indica el inicio de la Rúa de San Pedro. Nuestros pasos discurren por una calle sencilla y entrañable, salpicada de pequeñas tiendas, al final de la cual, podemos ver a la derecha el convento de San Domingos de Bonaval, fundado por Santo Domingo de Guzmán hacia 1220. El convento alberga en la actualidad el Museo do Pobo Galego y en su iglesia se halla el Panteón de Galegos Ilustres, donde reposan los restos de algunos de los grandes personajes que dio esta tierra, como Rosalía de Castro o Castelao.
La leyenda del lugar nos cuenta que, allá por el siglo XII, instalaron en esa zona un cadalso, y hacia él conducían a un herrero que iba a ser ejecutado, al parecer, de manera injusta. Al pasar la comitiva por delante de una capilla, el pobre hombre, desesperado, pidió ayuda a la virgen diciéndole: ¡Ven e váleme! (ven y ayúdame).
En ese instante cayó muerto, librándose del deshonor que suponía morir en la horca y dejando para siempre en aquel barrio el topónimo de “Bon aval”. La gente empezó a llamarlo “santo”, arrancándole la ropa para llevarla como reliquia. Allí mismo lo enterraron y, unos siglos después, se colocó un crucero, conocido por Cruceiro do Home Santo.
Visitamos el, en el Museo do Pobo, Convento de San Domingos de Bonaval, situado en la Puerta del Camino, en Santiago de Compostela. Y lo hacemos de la mano de la guía Elsa Pereira, que nos lleva a visitar también el Panteón de los Gallegos Ilustres.
IGLESIA DE SAN DOMINGOS DE BONAVAL. SANTIAGO DE COMPOSTELA. A CORUÑA
Santo. Domingo, descendiente de la familia gallega de los Condes de Traba, lo funda cuando visita Santiago en 1220.
La iglesia del s. XIV fue construida según los cánones de la arquitectura mendicante; de aspecto sencillo pero monumental con una vistosa cabecera.
Tiene planta de cruz latina, con tres naves, crucero y ábsides poligonales. En el arco del pórtico se conservan tres imágenes románicas. En el ábside central se ubican los sepulcros góticos de los Altamira y, a la izquierda de la nave principal, el Panteón de Gallegos Ilustres.
En el edificio monacal, de época barroca, cabe destacar la escalera de caracol de triple rampa, diseñada por el arquitecto Domingo de Andrade. Éste también participó en las fachadas de la iglesia y el convento, el claustro y las dependencias monacales.
El claustro tiene nueve tramos en cada lado, con arcos de medio punto y un marco rectangular acodado. Sobre las pilastras se reproduce la decoración típica del barroco compostelano, centrada en las sartas de frutas.
Actualmente, el convento es la sede del Museo do Pobo Galego y el espacio de la iglesia lo dedica el Ayuntamiento al montaje de exposiciones temporales. El edificio es Monumento Histórico-Artístico desde 1912.