domingo, 18 de abril de 2010

En Galilea empezaron de nuevo

Estamos en el tercer domingo del tiempo pascual. Continuamos celebrando la resurrección de Jesús, escuchando relatos de sus apariciones, después de haber resucitado, y siguiendo el libro de los hechos de los Apóstoles.

Si quisiéramos reconstruir por fechas lo que sucedió después de resucitar Jesús habría que colocar primero la aparición que nos cuenta Juan, en el lago de Galilea (evangelio) y después poner la predicación de los apóstoles (1ª lectura), del libro de los hechos; aunque primero se escribió el libro de los hechos de los apóstoles y después el evangelio de Juan. Esta reconstrucción supondría que los apóstoles volvieron a Galilea a empezar de nuevo [como Jesús había dicho en alguna aparición, que allí se encontraría con ellos] y vuelven a su actividad normal, antes de conocer a Jesús, que era la pesca. Lo que parece un tanto improbable. Además hay autores que prefieren leer el evangelio de un modo simbólico.

Este texto contiene una estructura parecida al resto de relatos de apariciones de Jesús resucitado: un vacío o sufrimiento, una búsqueda y una respuesta - presencia del Señor.

1º El vacío es la soledad de quien se siente desesperanzado por haber perdido a su Señor (la angustia de María Magdalena, el desencanto de los caminantes de Emaús, el miedo de los discípulos, las dudas de Tomás). En este texto el vacío está representado por elementos simbólicos: la noche, que da miedo y tristeza; el mar, que en la Biblia representa al mal; la fatiga inútil de los pescadores.

2º La búsqueda de una salida a esa desolación, que es un sentimiento de vigilante espera; es un deseo vehemente de querer encontrar a Dios. Búsqueda que hace a los apóstoles reconocer a Jesús en el lago. Esta búsqueda en la experiencia personal puede prolongarse a lo largo de toda una vida.

3º Presencia de Jesús que es una respuesta a esa búsqueda; que transforma a quienes se encuentran con él [los apóstoles pierden el miedo] y que se convierte en un envío misionero [la misión viene después de la resurrección]. Con la presencia de Jesús resucitado comienza el Reino de Dios. La pesca con red representa la venida del reino y el número de peces – 153 – es expresión de las especies de peces conocidas o del número de naciones conocidas, simbolizando que el Reino de Dios acoge a todas las personas.

Después de encontrarse con Jesús resucitado los apóstoles aparecen de nuevo en Judea enseñando en nombre de Jesús. Lo hacen con valentía, enfrentándose con la autoridad que les ha prohibido hablar en nombre de Jesús. No sólo no les da miedo su prohibición sino que incluso les anuncian que Jesús ha muerto, por su culpa, y resucitado. Presentan su alegría por sufrir estos padecimientos por el nombre de Jesús.

Se convierten las lecturas en todo un proceso de fe en el seguimiento de Jesús. Podríamos intentar hacer una aplicación personal de las lecturas e ideas de las mismas de este domingo expresando ese proceso [cada uno nos podemos encontrar en un punto diferente]:

Hemos seguido a Jesucristo;

Hemos dejado todo por él;

Jesús ha muerto en la cruz, pero dicen que ha resucitado; su cruz nos ha espantado;

Hemos pasado por un momento de desolación que no nos ha impedido continuar la búsqueda de una explicación de sentido, la búsqueda de su presencia;

Y hemos encontrado al Señor presente en medio de la comunidad: en su palabra, en la Eucaristía, en el perdón, en el hermano, relanzándonos a empezar de nuevo;

Hemos perdido los miedos y hemos dado testimonio valiente de nuestra fe en las circunstancias que cada uno vive.

¡Que la presencia de Cristo, resucitado, disipe las tinieblas del mundo y de nuestra persona!

El Evangelio de este tercer domingo de Pascua nos pone en aviso de algo fundamental: de nada sirve que Jesús haya muerto en la cruz y que Dios lo haya resucitado de entre los muertos si nosotros no nos damos cuenta de que ese Jesús resucitado es el Señor, el único por el que vale la pena que demos la vida. Nosotros sabemos que Cristo ha resucitado, pero quizá nos hace falta experimentar en nuestro interior esa experiencia del Resucitado, reconocerlo como el único Señor. Para ello es necesario que tengamos deseos de encontrarnos con Él, así seremos capaces de descubrir a Cristo en cualquier circunstancia de nuestra vida; y podemos decir, en verdad, que Él es el Señor.













Juan Segura explica en cuatro minutos el evangelio del tercer domingo de Pascua para la página www.elcantarodesicar.com sobre imágenes de una alegoría pascual.














3º DOMINGO DE PASCUA. Pbro. Lic. José Luis Aguilera Cruz aguileracruz@yahoo.com.mx

Echen la red a la derecha y encontrarán peces

DECEPCIONADO DE LA VIDA.

Estamos en el evangelio de san Juan 21, 1-19, y vamos a seguir meditando los alcances de la resurrección de Jesús. Al inicio de este pasaje encontramos a los apóstoles reunidos. Aunque Jesús ya había resucitado e incluso ya se les había aparecido, sin embargo Pedro no entendía los alcances de la resurrección de Cristo, y el estar reunidos no le significaba nada a Pedro en ese momento, así que decide ir a pescar, pues era lo que sabía hacer y si ahí no había nada que hacer, pues lo mejor era ir a pescar, los demás apóstoles entendieron el mensaje y salieron con Pedro a pescar. Para Pedro lo único que tenía sentido era trabajar en las cosas materiales como estaba acostumbrado, y los demás no tienen argumentos para decirle a Pedro que mejor hiciera otra cosa. Jamás se imaginaron que ellos resultarían pescados de por vida.

LOS PESCADORES PESCADOS.

Sabemos la historia, que salen los apóstoles a la pesca por la noche, pero no pescan nada y de repente Jesús desde la orilla da indicaciones para que encuentren peces, y siguiendo esas indicaciones encuentran los peces que luego ya no podían jalar la red por tantos peces v. 6; Pedro nadó hasta donde estaba Jesús y cuando llegaron los demás Jesús tenía preparado el almuerzo, y les dice así vengan a almorzar v. 12ª; por eso más tarde san Pablo va a decir Si no trabaja que no coma II Tes 3, 10, como los apóstoles ya habían trabajado ahora les tocaba comer, Jesús resucitado de ninguna manera viene a decir que el trabajo es cosa del pasado creer en Jesús resucitado no es vivir de aire, creer en Jesús resucitado es comprometernos con la sociedad; el trabajo honrado encuentra sentido en el resucitado.

EL TRABAJO DE PEDRO.

Es verdad que a Pedro Jesús resucitado le da un trabajo muy especial, pero los demás seguidores de Jesús no pueden desprenderse de esta obligación, y más que obligación debemos decir que es por la realización de la persona. Pedro va a ser enviado a apacentar las ovejas del Señor, pero aún así no se trata de un trabajo profesional, en este asunto está metido el corazón, y si no lo está, definitivamente no se puede trabajar por este reino. Es verdad que Pedro negó a Jesús en tres ocasiones, cuando éste había sido llevado al pretorio para los juicios iniciales, y en este texto Jesús pide que Pedro le declare su amor por tres ocasiones también para resarcir la ofensa hecha, pero Jesús también en tres ocasiones le invita a un trabajo muy especial: a apacentar y pastorear los corderos y las ovejas vv. 15-17. Jesús resucitado le da a Pedro su misión, de ahí en adelante, si Pedro salió e invitó a pescar, fue para pescar personas (Lc 5, 10).

¡ÁNIMO!: YO HE VENCIDO AL MUNDO.

En este tiempo se habla de un final cercano del mundo y lo prueban con los terremotos tan fuertes y destructores de Haití y Chile, muchos jóvenes y viejos están: decepcionados de la vida, y ya ni quieren trabajar ni esforzarse por lograr un cambio social, parece que la psicosis que los medios de comunicación quieren lograr se está realizando, estamos llegando a una apatía en todo, exactamente por eso Jesús en su palabra no dice fechas para cuando venga el fin, esos medios están anunciado exactamente lo contrario de Jesús, son contrarios a Jesús. Así que en lugar de abandonarnos a nuestra suerte, hagamos lo que Jesús le dice hoy a Pedro, en lugar de dejarnos caer en la depresión que quieren los medios de comunicación, mejor que la fuerza de Jesús resucitado, nos de ánimo para que por amor a Él salgamos adelante.