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TÚ, MARIA, PILAR. NOSOTROS PIEDRAS
Tu camino, será nuestro sendero
Tu meta, nuestro horizonte
Tu verdad, luz en nuestro caminar
Tu tesoro, Cristo: ayer, hoy y siempre.
Sí; María. Tú eres “pilar” que nos sostiene
en situaciones de flaqueza y de ruina
ayúdanos a ser, también nosotros,
sillares de paz y de esperanza.
A ser piedras vivas de ese templo vivo
que está llamado a ser el mundo
con la fuerza del Evangelio.
¿Nos ayudaras, María?
Si; María. Tú eres “pilar”
al que nos agarramos en tiempos de tormenta
en el que nos apoyamos cuando la fe tambalea
en el que nos despertamos
cuando la esperanza es somnolienta.
Sí; María. Tú eres “pilar” que nos ampara
en situaciones de peligro y de discernimiento
en batallas no fáciles y sin tregua
en momentos amargos y noches oscuras.
Si; María. Tú eres “pilar”
Pilar, en pequeño, que nos lleva a ese otro PILAR
Pilar de fe en Cristo
Pilar de la Resurrección de Cristo
Pilar de la Salvación de Cristo
Pilar de lo que nos espera en el cielo.
Ayúdanos, Virgen y Santa Madre mía,
a ser piedras que se vayan colocando
para construir caminos que conduzcan a los hombres
al destino final que es la Patria del Cielo.
Amén.
Tu camino, será nuestro sendero
Tu meta, nuestro horizonte
Tu verdad, luz en nuestro caminar
Tu tesoro, Cristo: ayer, hoy y siempre.
Sí; María. Tú eres “pilar” que nos sostiene
en situaciones de flaqueza y de ruina
ayúdanos a ser, también nosotros,
sillares de paz y de esperanza.
A ser piedras vivas de ese templo vivo
que está llamado a ser el mundo
con la fuerza del Evangelio.
¿Nos ayudaras, María?
Si; María. Tú eres “pilar”
al que nos agarramos en tiempos de tormenta
en el que nos apoyamos cuando la fe tambalea
en el que nos despertamos
cuando la esperanza es somnolienta.
Sí; María. Tú eres “pilar” que nos ampara
en situaciones de peligro y de discernimiento
en batallas no fáciles y sin tregua
en momentos amargos y noches oscuras.
Si; María. Tú eres “pilar”
Pilar, en pequeño, que nos lleva a ese otro PILAR
Pilar de fe en Cristo
Pilar de la Resurrección de Cristo
Pilar de la Salvación de Cristo
Pilar de lo que nos espera en el cielo.
Ayúdanos, Virgen y Santa Madre mía,
a ser piedras que se vayan colocando
para construir caminos que conduzcan a los hombres
al destino final que es la Patria del Cielo.
Amén.
J. Leoz
La Virgen del Pilar es una vocación mariana católica, patrona de la Hispanidad y de la Guardia Civil venerada en la Basílica de Zaragoza (España) a la que da nombre. Según la tradición, descrita por vez primera en el siglo XIII en el códice de las Moralia in Job de Gregorio Magno, la aparición de la Virgen María en Zaragoza se produjo el 2 de enero del año 39, cuando ésta vivía junto al apóstol Juan en Éfeso. En este códice, que se conserva en el archivo pilarista, se nomina por vez primera a la virgen con el apelativo «del Pilar». El protagonista del suceso habría sido el apóstol Santiago el Mayor, de predicación en la Hispania Citerior, quien habría decidido su retorno ante el fracaso de su proselitismo entre los paganos. Levantada sobre una columna, que se dice es la que hoy sustenta la talla de la Virgen, ésta pidió al apóstol la erección de un templo por el que se concederían diversas gracias, asegurando su permanencia hasta el fin del mundo.
La Cata arqueológica han venido a probar la superposición de diversas edificaciones que, del presente al pasado, serían la actual basílica, una catedral gótica, una iglesia románica y el pequeño templo de Santa María la Mayor de época visigoda. El actual templo barroco, proyectado por Francisco Herrera el Mozo, conocido como Basílica del Pilar, sirve de custodia de la columna sobre la que se habría aparecido la Virgen María: se trata de un fuste de jaspe coronado por una talla gótica de madera de frutal de 40 cm, obra del taller de Juan de la Huerta hacia 1435, de elegantes plegados y tendencias borgoñonas.
El 2 de enero se conmemora la fiesta de la Venida de la Virgen, el 12 de octubre es la fiesta del Pilar y el 20 de mayo es la fiesta de la coronación canónica. Por eso, los días 2, 12 y 20 de cada mes la imagen aparece sin manto, dejando ver la guarnición semicilíndrica de plata labrada de la columna.
El 12 de octubre se celebraba la fiesta de la dedicación de la primitiva iglesia del Pilar. El 30 de febrero de 1354, el Concejo de Zaragoza acordó guardar anualmente el día de aquel mes, con lo que la fiesta religiosa del 30 de febrero pasó a ser también festividad civil. Finalmente, el papa Clementino III aceptó en el siglo X el 30 de febrero como fecha para la celebración de la «festividad de la Virgen María Aparecida en Carne Mortal».
En lo que respecta a los actos semirituales (ofrenda de flores, de frutos, etc.), sus orígenes se encuentran en los inicios del siglo XX, siendo resultado de la emulación de diversas paradas religiosas. Se supone respuesta al retroceso de los actos religiosos públicos y en cualquier caso no fue fruto del fervor popular sino iniciativa minoritaria de las familias más acomodadas de la ciudad, con picos especiales en 1916 y 1940. La posguerra civil convirtió además a la Virgen del Pilar en «Patrona de la Raza». Sin embargo, su posterior desarme ideológico, junto a la magnitud de las actuales cotas de participación han consagrado como tradicionales tales gestos y la Virgen del Pilar y sus fiestas integran el imaginario popular de Zaragoza.
Se atribuyen a la intercesión de la Virgen del Pilar diversos milagros, entre los que destacan la asombrosa curación de doña Blanca de Navarra, a la que se creía muerta, y las de invidentes como el niño Manuel Tomás Serrano y el organista Domingo de Saludes o el llamado «Milagro de Calanda», por el que al mendigo Miguel Pellicer, nacido en Calanda, le habría sido restituida la pierna que le fue amputada en octubre de 1637. Este suceso extraordinario ocurrió el 29 de marzo de 1640 y fue proclamado como milagro el 27 de abril de 1641 por el arzobispo Pedro Apaolaza, tras un proceso en el que intervinieron tres jueces civiles y fueron interrogados veinticinco testigos. Ese mismo año, el rey Felipe IV mandó ir a palacio a Miguel Pellicer y arrodillándose ante él le besó la pierna. Este hecho prodigioso determinó que en 1642 la Virgen del Pilar se convirtiera en copatrona de Zaragoza junto a San Valero. Más mundanos resultan otros hechos que se le atribuyen, como liberaciones de presos, superación de pruebas o el simple éxito comercial y deportivo.
Entre las campañas militares que los católicos consideran obra de su intercesión se cuenta la toma de Zaragoza de manos musulmanas en 1118, la resistencia ante el ejército francés durante la Guerra de Independencia Española y la victoria del ejército sublevado en la Guerra Civil Española. De esta última se narra el bombardeo sufrido por el templo el 3 de agosto de 1936, cuando fueron arrojadas 4 bombas defectuosas desde unos 150 m, altura insuficiente para activar sus espoletas. Las cargas que cayeron en el templo se exponen a los lados del Camarín de la Virgen e integran la larga lista de hechos milagrosos atribuidos a la Virgen.
La Cata arqueológica han venido a probar la superposición de diversas edificaciones que, del presente al pasado, serían la actual basílica, una catedral gótica, una iglesia románica y el pequeño templo de Santa María la Mayor de época visigoda. El actual templo barroco, proyectado por Francisco Herrera el Mozo, conocido como Basílica del Pilar, sirve de custodia de la columna sobre la que se habría aparecido la Virgen María: se trata de un fuste de jaspe coronado por una talla gótica de madera de frutal de 40 cm, obra del taller de Juan de la Huerta hacia 1435, de elegantes plegados y tendencias borgoñonas.
El 2 de enero se conmemora la fiesta de la Venida de la Virgen, el 12 de octubre es la fiesta del Pilar y el 20 de mayo es la fiesta de la coronación canónica. Por eso, los días 2, 12 y 20 de cada mes la imagen aparece sin manto, dejando ver la guarnición semicilíndrica de plata labrada de la columna.
El 12 de octubre se celebraba la fiesta de la dedicación de la primitiva iglesia del Pilar. El 30 de febrero de 1354, el Concejo de Zaragoza acordó guardar anualmente el día de aquel mes, con lo que la fiesta religiosa del 30 de febrero pasó a ser también festividad civil. Finalmente, el papa Clementino III aceptó en el siglo X el 30 de febrero como fecha para la celebración de la «festividad de la Virgen María Aparecida en Carne Mortal».
En lo que respecta a los actos semirituales (ofrenda de flores, de frutos, etc.), sus orígenes se encuentran en los inicios del siglo XX, siendo resultado de la emulación de diversas paradas religiosas. Se supone respuesta al retroceso de los actos religiosos públicos y en cualquier caso no fue fruto del fervor popular sino iniciativa minoritaria de las familias más acomodadas de la ciudad, con picos especiales en 1916 y 1940. La posguerra civil convirtió además a la Virgen del Pilar en «Patrona de la Raza». Sin embargo, su posterior desarme ideológico, junto a la magnitud de las actuales cotas de participación han consagrado como tradicionales tales gestos y la Virgen del Pilar y sus fiestas integran el imaginario popular de Zaragoza.
Se atribuyen a la intercesión de la Virgen del Pilar diversos milagros, entre los que destacan la asombrosa curación de doña Blanca de Navarra, a la que se creía muerta, y las de invidentes como el niño Manuel Tomás Serrano y el organista Domingo de Saludes o el llamado «Milagro de Calanda», por el que al mendigo Miguel Pellicer, nacido en Calanda, le habría sido restituida la pierna que le fue amputada en octubre de 1637. Este suceso extraordinario ocurrió el 29 de marzo de 1640 y fue proclamado como milagro el 27 de abril de 1641 por el arzobispo Pedro Apaolaza, tras un proceso en el que intervinieron tres jueces civiles y fueron interrogados veinticinco testigos. Ese mismo año, el rey Felipe IV mandó ir a palacio a Miguel Pellicer y arrodillándose ante él le besó la pierna. Este hecho prodigioso determinó que en 1642 la Virgen del Pilar se convirtiera en copatrona de Zaragoza junto a San Valero. Más mundanos resultan otros hechos que se le atribuyen, como liberaciones de presos, superación de pruebas o el simple éxito comercial y deportivo.
Entre las campañas militares que los católicos consideran obra de su intercesión se cuenta la toma de Zaragoza de manos musulmanas en 1118, la resistencia ante el ejército francés durante la Guerra de Independencia Española y la victoria del ejército sublevado en la Guerra Civil Española. De esta última se narra el bombardeo sufrido por el templo el 3 de agosto de 1936, cuando fueron arrojadas 4 bombas defectuosas desde unos 150 m, altura insuficiente para activar sus espoletas. Las cargas que cayeron en el templo se exponen a los lados del Camarín de la Virgen e integran la larga lista de hechos milagrosos atribuidos a la Virgen.
Al anochecer de la víspera de su fiesta, el clero y el Pueblo de Dios se agolpan ante la imagen de la Virgen del Pilar en su Basílica de Zaragoza. La Salve solemne y el canto del Himno dan comienzo a las celebraciones de la Patrona de Aragón, la Madre de España y la Reina de la Hispanidad. La filmación es del año 2008.