sábado, 29 de octubre de 2011

La vida sencilla

Viento del sur en el jardín de Marc (Paul Klee)
La pintura del suizo Klee no puede catalogarse en ninguna tendencia del siglo XX y, sin embargo, está considerado como uno de los más grandes exponentes del arte moderno. Ninguna de sus obras –especialmente sus acuarelas y grabados y en menor medida sus óleos- mantienen relación con los temas habituales que trataban sus contemporáneos. En este sentido podría decirse que Klee era un expresionista individual poseedor de un estilo donde predominan las imágenes de ensueños fantásticos e imaginativos. Mantuvo relación con Kandisnky y con otros miembros de la vanguardia expresionista muniquesa. Fue, gracias a la relación con Macke y con Moilliet, cuando tras su viaje a Túnez en 1914 en la obra de Klee apareció vitalmente el color pues antes, su obra, inspirada de grabadores como Goya o Blake, eran aguafuertes en blanco y negro. Este viaje a África supuso un paso en su evolución artística asumiendo un estilo más maduro con un claro predominio de las armonías cromáticas. Una de las más bellas es la que aquí contemplamos, que forma parte de la serie que participó en la célebre exposición «Der Blaue Reiter». Es el jardín de una casa en Austria. Una composición semi abstracta en forma de mosaico en la que se reconocen los lindes de los muros de un jardín en pleno campo con la casa en primer término y una montaña dominando el fondo de la pieza. Klee utilizó las formas cúbicas para darle armonía a la composición. Todo queda rodeado en el cercado en una única dimensión haciendo grande lo que queda más alejado y sencillo lo que tenemos más cercano. En el jardín no hay nada, todo es sencillez. La sencillez es una virtud que debería estar arraigada en cualquier corazón humano. Y en todas las almas que buscan la perfección. La sencillez no es sólo una cuestión material. La vida fácil, regalada, sin dificultades no es un camino de salvación. Jesús es el ejemplo vivo del sentido que tiene esta palabra. No hay nada que agrade más a Dios que el desprendimiento de cualquier bien material. Cuando el hombre deposita su corazón en el apego a los bienes materiales y a las cosas mundanas –cosas que no valen nada y que se devalúan con el tiempo- más se distancia el hombre de Dios y de las cosas del cielo. ¿Por qué no servirse del ejemplo del Señor que fue un modelo de pobreza y que despreció todo apego a los tesoros y las riquezas terrenales? Vivamos ligeros de equipaje aplicando como norma de vida este desprendimiento de las cosas mundanas. Ya sabemos que el lujo, los honores y la riqueza son muy atractivos para los sentidos y el corazón humano. La verdadera enseñanza del cristiano es la honestidad y la sencillez de vida.
















ORACIÓN:

Señor, dame el don del entendimiento. Ayúdame a entender los sentimientos, deseos y metas de los demás. Y al mismo tiempo, ayúdame a entender mis propias acciones y reacciones. Dame una visión más allá de mi propio mundo que es tan limitado, para así poder acoger con conocimiento y amor el mundo de los demás.