domingo, 30 de noviembre de 2008

El Brasero

A la entrada de la Sacristía Mayor, hay un monumental brasero que está encendido todos los días del año, desde el siglo XVII. Cosa muy curiosa para los turistas. En ciertas ocasiones, cuando se quedan mirándole, les explico así:


¡ Cuántos te miran, brasero,
sin comprender tu labor!
ni saben que es tu misión
Además de dar calor
eres un fiel compañero.



Eres como un bello anciano,
que con blanca cabellera
nos das lección verdadera
en el sentido cristiano.

Con tu ceniza posada
cómo nos haces pensar
que la vida ha de acabar
en el polvo y en la nada.


Y en tu carbón encendido
se refleja una razón:
que así acaba el corazón
poco a poco consumido.


Con qué gusto te miramos
y qué grata es tu visita.
Si a todos, parece, invita
a calentarse las manos.


Tienes fama verdadera,
eres en todo apreciado,
y tu recuerdo a pasado
más allá de la frontera.


Los turistas... siempre igual,
preguntando lo primero,
¿para qué sirve un brasero
en esta gran Catedral...?.


No la comprenden tu vida,
y así es tu lento pasar,
días y años sin cesar
y con tu lumbre encendida.


Nadie premia tu valer,
ni saben que es tu misión
tener a puntoel carbón
para el incienso prender.


Mira si es alto tu honor,
porque sirves sin tardar
para incensar el altar
donde está nuestro Señor.