El paso del tiempo y la devoción religiosa hacia el Cristo de Palacios de Benaver, en la provincia de Burgos, han producido una pieza de compleja historia material. Su evolución natural y las intervenciones sufridas, ligadas al tránsito de las concepciones religiosas y al culto continuado durante más de 900 años, no han impedido la recuperación de su esencia como talla románica excepcional.
Este Cristo siempre se ha tenido por milagoso y en algunos relatos su origen es legendario, también se relaciona con Fernán González o con los primeros condes de Castilla, contribuyendo a la leyenda y confusión que ha rodeado en tiempos a esta imagen, hasta que estudiosos como Luciano Huidobro, Serrano, Azcárate, o Julia Ara coinciden en fijar su cronología en la primera mitad del s. XII.
Toda esta carga de información que nos llega a través de nueve siglos, define un legado que estamos obligados a salvaguardar, como ha hecho históricamente la comunidad Benedictina de San Salvador, que ha encontrado en la Fundación del Patrimonio Histórico de Castilla y León el apoyo técnico y material que la revalorización de tan singular imagen devocional requería.