martes, 4 de octubre de 2011

Un pueblo: Castrojeriz

Castrojeriz
LA VÍA HACIA SANTIAGO ES, AUNQUE PAREZCA CONTRADICTORIO, UN ESPACIO  FUERTEMENTE URBANIZADO, EN COMPARACIÓN, CON LAS VASTAS SOLEDADES QUE LO CIRCUNDABAN DURANTE SU ÉPOCA DE ESPLENDOR MEDIEVAL.

De hecho, aunque muchas de las villas y burgos que los reyes favorecieron para afianzar la población foránea en sus nuevas tierras fueron remociones de ruinosos y abandonados asentamientos romanos o, incluso previos, gran parte de los núcleos que se incuban en la ruta son nuevos.

Distintos privilegios y concesiones fórrales dan lugar a un camino que puede entenderse como el hilo que ensarta un rosario de poblaciones a las que da sentido y razón de ser. Han nacido por y para el Camino y su topografía a menudo lo denuncia sin pudor. Arracimadas en torno a un santuario de reliquias o monástico, embocadas hacia un puente, enfiladas a un hospital, su plano siempre con el eje del camino como espinazo vertebrador.
Santa María Manzano - San Antón (Castrojeriz)

Así es el caso paradigmático de Castrojeriz, un antiguo castro celtibérico luego romanizado, altozano fortificado que algún papel hubo de cumplir en las primeras escaramuzas con el Islam, aquellas que habían de dar carta de naturaleza a Castilla, el camino hizo de este lugar algo muy distinto. Lo convirtió en una larga calle principal, de más de un kilómetro de longitud, resultado de añadir casas a los márgenes de la calzada peregrina, que se arquea bordeando la ladera del cerro que ampara al fin el caserío. Un urbanismo que repiten muchas poblaciones de vereda, cuyas casas ofrecen una fachada, en ocasiones henchida de presunción y piedra, a la vista del que pasa y un corral a la trasera, calles secundarias que corren paralelas a ésta y otras callejas menores que las entrecruzan y comunican a su través, un buen número de iglesias, aquí la colegiata de Santa María del Manzano, San Juan y Santo Domingo, algunos hospitales, que en número de cuatro tuvo esta villa, llegando a siete en el siglo XIX…

En fin, todo un pequeño universo al servicio de una ruta lejana y configurado por ella como el tejido que revela su origen por el dibujo que lo identifica.