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Historia del Monasterio de Poblet |
El conde se dirigió al monasterio de Fontfroide (al sur de Francia) para pedir a su abad que le enviase los monjes necesarios para la fundación. En aquel tiempo la orden cisterciense, nacida el año 1098 en tierras de Borgoña, se hallaba en su apogeo gracias al empuje fundador de San Bernardo, uno de los primeros monjes llegados a Cîteaux y que llenó de monasterios toda la Europa de su tiempo. Dentro de la gran familia benedictina, el movimiento del Cister representaba en su momento un retorno al espíritu primitivo de la Regla de San Benito y un deseo de austeridad y sencillez de vida de los cuales es un ejemplo elocuente la simplicidad de la arquitectura cisterciense, a mitad de camino entre el románico y el gótico, pero muy desnuda de elementos decorativos, lo cual le da una gran elegancia y belleza. Otro aspecto importante, también, era su gestión económico, fundamentada en el cultivo de tierras y bosques y la dedicación a la ganadería, labor que hacía que los cistercienses fueran apropiados para repoblar tierras abandonadas o crear nuevos cultivos.
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Historia del Monasterio de Poblet |
Por esto en estas tierras de la Cataluña Nueva -al sur del país-, se fundaron en pocos años de diferencia tres grandes abadías que todavía podemos contemplar hoy en día: Santa María de Poblet, en la Conca de Barberà; Santes Creus, en la del Alt Camp y Santa María de Valbona en la comarca del Urgell. Poblet y Valbona tienen todavía comunidades monásticas, mientras que Santes Creus se ha convertido en un importante centro cultural. Los tres monasterios son unos magníficos exponentes de la arquitectura cisterciense y actualmente constituyen el eje de la llamada Ruta del Cister, que une las tres comarcas junto con toda su rica variedad de pueblos y monumentos.