La Berenguela y la misteriosa sombra de la Quintana |
Subiendo las escaleras desde la fuente, nos recibe una hermosa portada románica del s.XII, la Puerta de Platerías, la más antigua de la Catedral. Algunas de sus bellas imágenes son tan extrañas que hay quienes creen que podrían contener esotéricos mensajes para iniciados en ciencias ocultas, como una especie de mono que parece suicidarse disparándose una flecha a la cabeza o la mujer adúltera que sostiene en sus manos la calavera de su amante.
Perpendicular a la Puerta de Platerías, está la Fachada del Tesoro, parte del Claustro de la Catedral donde se guardaban los objetos de valor, cuya hermosa torre está rematada por una curiosa decoración en forma de pirámide escalonada.
En el rincón donde se unen ambas fachadas, está la concha de vieira más grande de las que decoran la Catedral. Por su posición, se llegó a pensar que soportaba el peso del edificio.
En la esquina sureste del santuario, se alza majestuosa la Torre del Reloj, también llamada Torre de la Trinidad o Berenguela, por el Arzobispo Berenguel de Landoria que la terminó de construir para utilizarla como torre de defensa.
Su original reloj, de una aguja en cada esfera, guía las horas de los compostelanos, anunciándolas con el tañido de sus campanas, de la misma forma que, durante el Año Santo, una luz guía el camino de los peregrinos desde su cima.
Sobre el tejado de la Catedral, está la Cruz dos Farrapos, donde los peregrinos quemaban la ropa usada durante el viaje, como símbolo del inicio de una nueva vida.
A continuación, la Plaza de la Quintana, nos recibe con su mágico encanto y el eterno enigma de su misteriosa sombra.