Plaza de Feixoo |
El monasterio tiene una puerta decorada con un bello bajorrelieve de la huida de Egipto, que es conocida popularmente como la Borriquita de Belén. Esta puerta se abre a la Plaza de Feixoo, donde se alza un espléndido palacio del s.XVIII, cuyas caballerizas albergan un conocido pub. Cerca de Feixoo están la Rúa do Preguntoiro (Preconitorium), donde pregonaban los edictos municipales cuando el consistorio estaba en la Plaza de Cervantes; la Rúa da Caldeirería, donde estaban los artesanos caldereros; la Rúa das Orfas (Huérfanas), con su iglesia y el colegio donde recogían a las niñas huérfanas de la comarca; y la calle de la Zapatería Vella, donde estaba el gremio de zapateros. Actualmente se llama Calle del Cardenal Payá, a quien el Papa León XIII encargó abrir el santo sepulcro.
Cuando en 1589, el pirata inglés Francis Drake amenazó con quemar las reliquias del Apóstol, éstas fueron ocultadas, desapareciendo durante casi 300 años, lo que supuso un notable descenso de peregrinos. Cuando en 1878 se halló el sepulcro de nuevo, mientras se hacían las obras en la Catedral, el Papa pidió al Arzobispo Miguel Payá que comprobara su contenido. Encontró los restos de tres hombres, uno de los cuales había sido decapitado. Sin embargo, el rumor de que uno de los cuerpos era de mujer, hizo pensar que no fuera Santiago quien allí estaba, sino Prisciliano, que había sido decapitado junto a su mujer y sus discípulos en el s.IV, acusado de hereje y, posteriormente, trasladado a Galicia.
Para acallar el infundio, el Papa certificó la autenticiad de los restos en 1884, mediante la bula "Deus Omnipotens".