Casa del Cabildo en la Plaza de Platerías |
Siguiendo la cara Sur de la Catedral por la Rúa de Fonseca, llegamos a la Plaza de Platerías, dejando a la derecha las célebres calles de vinos de el Franco y la Raiña, nombre, el de ésta última, que hace referencia a la reina Isabel de Portugal, que se hospedó en una casa de esta calle cuando, en el s.XIV, peregrinó en dos ocasiones a Compostela, una descalza y la otra disfrazada de mendiga.
La plaza recibe su nombre por las tiendas y talleres de los artesanos del gremio de plateros que se establecieron en ella.
En el centro de la plaza está la Fuente de los Caballos, en la que se representa el arca que contenía los restos del Apóstol sobre un pedestal sostenido por unos caballos marinos. Coronando la obra, una figura femenina sostiene en su mano una estrella que parece señalar el sagrado lugar.
Frente a ella, la hermosa fachada barroca de la Casa del Cabildo, que es simplemente eso: una fachada decorativa construida en el s.XVIII para cerrar ese lado de la plaza y que apenas tiene cuatro metros de profundidad.
Muy cerca de aquí sucedió un insólito y misterioso crimen.
Corría el año 1366, cuando el joven Arzobispo Suero Gómez, mientras presidía una procesión, era apuñalado mortalmente por un hombre de la noble familia de los Churruchaos, por culpa de algún pleito que aquella familia mantenía con el clero. La calle donde ocurrieron los hechos, conocida como La Balconada, se cubrió de sal y fue cerrada para siempre.
En el solar donde, supuestamente, todo sucedió, existe en la actualidad una casa que lleva el nombre de aquella vieja calle y que tiene su entrada por la histórica Rúa Nova.