viernes, 1 de mayo de 2009

El Campo de la Estrella

Con el paso del tiempo, aquel acontecimiento fue perdiéndose en la memoria de las gentes del lugar, y las tumbas quedaron olvidadas.

Siglos después, hacia el año 813, un ermitaño llamado Pelagio se presentó ante Teodomiro, obispo de Iria Flavio, para contarle que llevaba varias noches viendo una lluvia de estrellas que, saliendo del monte que hoy se conoce como Pico Sacro, caía sobre un campo cercano a un bosque situado antiguamente en aquella zona, el bosque Libredón. El obispo y su séquito se dirigieron al lugar que les había indicado aquel solitario personaje y, tras limpiar la zona de vegetación, encontraron unas ruinas con los restos de un altar y tres tumbas. En la más grande, que desde entonces recibirá el nombre de Arca Marmórea, apareció un texto que decía algo así como: “Aquí yace Jacobo, hijo de Zebedeo y Salomé, y hermano de Juan”. Aquello fue determinante para identificarla como la del Apóstol Santiago.
El hallazgo fue comunicado al Papa y al rey Alfonso II que, tan pronto como tuvo conocimiento del suceso, se acercó al lugar y ordenó construir una capilla.

Más adelante se construirá una iglesia y así, con el paso de los años, nuevas construcciones darán lugar a la catedral que existe actualmente.

Aquel lugar pasará a ser conocido desde entonces como Campus Stellae, “el Campo de la Estrella”, nombre en el que tendrá su origen el de la ciudad que allí se formó alrededor de aquel descubrimiento: Compostela.