martes, 27 de julio de 2010

Los Hornos de Castañeda y El Pico Sacro

Antiguamente, los peregrinos tenían costumbre de recoger una piedra en Triacastela y dejarla en los hornos de cal que había en Castañeda, cerca de Arzúa. Allí se preparaba el material para construir la catedral y ellos aportaban así su colaboración en la obra.

Más adelante, en las inmediaciones de Compostela, está el Pico Sacro donde, según las leyendas, hubo un palacio oculto en el interior de la montaña, al que se llegaba entrando por una cueva situada en la cima, propiedad de un terrible personaje al que los vecinos de la zona estaban obligados a pagar un diezmo de sus cosechas. Se creía que en su interior había un gran tesoro y, por eso, la entrada estaba vigilada por dos leones y dos gigantes dispuestos a aniquilar a cualquiera que se acercase por allí.

Un día llegó a un pueblo de la zona una mujer ciega que vagaba sin rumbo y enseguida la identificaron con una joven que había desaparecido años atrás.

Tras ser auxiliada, la anciana les contó que fue secuestrada de joven por un hombre que encontró en un camino y que podría ser, con total seguridad, el amo del oculto palacio. Fue obligada a convertirse en su amante y rodeada de lujo, pero sin poder salir de un encierro que duró varios años. Un día, tras quedar embarazada, dio a luz un niño de piel oscura y el hombre la acusó de haberle engañado con un criado moro que tenía. A partir de entonces, la convirtió en su esclava, sometiéndola durante años a infinidad de torturas, hasta que un día, vieja y ciega, consiguió escapar y regresar a su pueblo.