Palacio de Bendaña en la Plaza del Toural |
Arrancando desde Platerías, discurre la Rúa do Vilar, con peculiares soportales que protegen al paseante de la lluvia, como lo hacían con los comerciantes que, antes de edificar el mercado, instalaban sus puestos en esta calle. Se empezó a construir en ella hacia el s.X, en el lugar donde había un vilar (aldea) y de ahí viene su nombre.
En ella podemos descubrir curiosos detalles, como los bellos capiteles labrados, a la altura de los números 15 y 21; las mirillas ocultas que hay en el techo de algunos soportales, por las que, desde las casas, podían ver a quienes pasaban; o la estrecha calle, de apenas 60 centímetros de ancha, llamada Entrerrúas y que une la del Vilar con la Nova.
En el número uno de la calle está la Casa del Deán, donde se hospedaban los obispos que peregrinaban a Compostela, y que actualmente ocupa la Oficina del Peregrino. En el otro extremo, la Plaza del Toural con su fuente coronada por un ánfora, desde que en 1823 sustituyeron la figura que había del dios Marte, porque decían que se parecía al General Quiroga, un militar liberal que apoyó a Riego en la proclamación de la Constitución en Cabezas de San Juan.
Presidiendo la plaza está el Palacio de Bendaña, sede de la Fundación Eugenio Granell. En su fachada Atlas sigue sosteniendo el mundo a pesar de las ocurrencias de la gente.
Pasear estas calles sin prisa, disfrutando de sus rincones, de sus detalles y sus comercios, especialmente las tardes de otoño, en las que la lluvia lava las piedras alterando sus colores y apariencias, supone una experiencia inolvidable.
Pero aún nos quedan algunas cosas interesantes en Platerías.